La soledad se puede
vivir de muchas maneras según cómo se ha evolucionado y cómo se han vivido las
relaciones desde la infancia.
Sabemos que una
persona se puede sentir sola aún rodeado de mucha gente, pero más que soledad
lo que se suele experimentar es falta de amor, incomprensión, sentirse fuera de
lugar y sin la posibilidad de conectarse afectivamente con los demás.
Este sentimiento de
aislamiento puede producir mucha tristeza y falta de motivación para vivir.
Desde el nacimiento
tenemos necesidad de compañía ya sea para sobrevivir pero también para
relacionarnos con otros.
La falta de amor en
la niñez produce graves efectos en una persona y hasta puede ocasionarle la
muerte, pero cuando somos mayores y somos más independientes, comenzamos a
desarrollar nuevas capacidades y gran parte de nuestras necesidades afectivas
trascienden el ámbito familiar y se satisfacen socialmente.
A veces, con la
edad, las relaciones cambian o se pierden y puede surgir un sentimiento de
insatisfacción y desconcierto difícil de superar sin una mayor apertura de la
perspectiva, que es lo que permite el
cambio hacia un mayor autoconocimiento.
Sin embargo, no
siempre las personas encuentran la forma de adaptarse a la ausencia de personas
significativas y a reencontrarse consigo mismos para poder aprender a cuidarse
y disfrutar de la soledad.
Sentirse feliz no
depende del mundo exterior, porque la verdadera felicidad viene de adentro,
estando en paz con uno mismo, sin presiones externas y atreviéndose a ser quien
uno es.
Todos en algún momento
de la vida pueden haber experimentado un sentimiento de soledad y el hecho de
sentirse incomprendido o deprimido; y a veces esa experiencia ha sido el motor
para animarse a hacer lo que siempre quisieron y tantas obligaciones no les
permitieron.
La soledad puede
hacer mucho daño cuando las personas se sienten víctimas de una realidad que creen
no haber buscado y que los sorprende siendo más vulnerables.
La clave para salir
de esta encrucijada es distinguir cuáles son los problemas de comunicación que
nos impiden relacionarnos con nuestros seres queridos que los hace mantenerse alejados,
elevar la autoestima, creer que somos dignos de ser amados y aceptar con
humildad el modo de relación que en este momento de la vida los demás nos
ofrecen.
Malena Lede -
Psicóloga
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