La paz interior es
el bien más preciado en este mundo caótico y desesperado por el logro de un
inalcanzable y utópico confort material que siempre nos exige un poco más.
Vivimos apurados intentando
cumplir nuestros propósitos personales creyendo que al alcanzar esas metas
seremos por fin felices, sin embargo, cuando las concretamos muchas veces no
podemos disfrutar de nuestros logros y nos volvemos a sentir vacíos como antes.
Nos rodea una
sociedad consumista y vacía de sentimientos genuinos, cómo hacer para evadirnos
de esta realidad frustrante y amenazadora y sentirnos en paz con nosotros
mismos.
Necesitamos volver
a conectarnos con nuestra interioridad, sentirnos bien con nosotros mismos, y
recuperar el goce de la soledad y del silencio, porque en el silencio podemos
trascender y descubrir la riqueza de nuestra conciencia.
Nos son las cosas
las que nos hacen felices sino cómo percibimos nosotros las cosas, cuál es
nuestra verdadera identidad, qué es lo mejor de nosotros mismos que podemos
dar.
Sólo cuando
aprendemos a valorarnos y cuando descubrimos que nuestra principal función en
el mundo es amar y transmitir lo mejor de nosotros mismos es cuando nos damos
cuenta del verdadero sentido de la vida.
Es difícil darse
cuenta que son los demás los que dirigen nuestras vidas, los que nos dicen qué
es lo que nos tiene que gustar, lo que tenemos que comprar, lo que nos hará
felices. Sin embargo, no sólo se puede
ser diferente escuchando la voz interior, sino que se puede descubrir un nuevo modo de
vivir más auténtico, más creativo, con más significado y menos alienante.
Es importante
satisfacer nuestras necesidades básicas pero más importante aún es gratificar
el alma, dejar de ser un autómata y transformarse en un ser humano con pensamiento
propio capaz de hacer de su vida una creación personal y no una triste copia.
Malena Lede -
Psicóloga
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