Dos personas que se
aman, pero con incompatibilidad de caracteres, pueden terminar odiándose en poco tiempo pero
también pueden aprender a aceptarse como son y ser felices.
Una relación
difícil puede salvarse siempre que se logre vencer el orgullo, renunciar al ego
y desarrollar empatía.
El orgullo se puede
dominar, es más, el control de uno mismo es la meta que tenemos que lograr en
la vida para poder madurar y vivir mejor.
El ego es la
máscara social, la careta que todos nos ponemos diariamente para enfrentar al
mundo, el personaje que interpreta todos los roles en las escenas de la vida, que piensa, dice y hace lo que piensan, dicen
y hacen los demás, el títere que creemos que es mejor que nuestra conciencia.
La empatía es ser
capaz de comprender al otro, o sea de ponerse en su lugar y no tratar de cambiarlo; y de poder sentir compasión.
Las parejas que deciden
convivir, ni bien concretan el sueño de
compartir su intimidad, se arrepienten de su decisión y vuelven a anhelar estar solos..
Cada uno desea
hacer la suya porque ninguno de los dos está dispuesto a renunciar a nada; y
mágicamente ese ser que amaban se convierte en un intruso que obstruye todas
las iniciativas, que critica todos los hábitos, que pretende cambiarlos, manipularlos,
arrebatarle todos los sueños, los amigos, los familiares, la vida que tenían, para convertirlos en una sombra.
El amor es libertad
porque sólo se puede amar a un ser libre, tal como es, porque si cambia será otro.
El amor al comienzo
es ciego, porque se tiende a ver sólo lo que se quiere ver, lo demás se ignora
o se crea la ilusión de que la magia del amor puede cambiar a las personas.
Pero la realidad es
que se ha construido un ideal muy diferente de la persona real y cuando se disipa
el encanto salen a relucir todos los defectos que fueron negados.
Recién cuando
deciden convivir con ese ideal, se dan
cuenta que es alguien que no dura en un empleo, que no le interesa progresar,
que es violento, que es adicto a alguna
sustancia, que es capaz de jugarse todo lo que gana y tienen que prestarle
dinero, que mira a otras mujeres sin disimular, que está esperando que lo
atiendan como su mamá o que no tiene responsabilidad alguna.
Piensen con la
cabeza y con el corazón, no se dejen engañar por un buen físico; porque “lo
esencial es invisible a los ojos”.
Malena Lede -
Psicóloga
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Hola Malena!
ResponderEliminarSoy Marta llevo 6 años de relación con mi novio, convivimos juntos y nos llevamos bien. Hace dos años en una fiesta el sufrió un ataque de celos y me insulto. Yo me puse muy muy mal ya que no creía lo que estaba oyendo y el se disculpo estuvimos los dos muy mal llorando etc etc varios días, yo le dije que eso no podía volver a ocurrir ya que me había faltado al respeto y que si ocurría dejaba la relación.
Han pasado dos años de eso y no ha ocurrido nada parecido pero a mi hay momentos en los que me viene a mi cabeza ese momento y lo paso mal.
¿Que puedo hacer?
Muchas gracias Malena.
Hola Marta, no podemos aferrarnos al pasado. Hay que perdonar porque el perdón te hace también bien a ti. Si ese episodio no volvió a repetirse tienes que perdonarlo, aprender de esa experiencia y seguir adelante disfrutando el presente que es lo único seguro que tenemos.
EliminarGracias por escribir, saludos, malena