Estadísticas realizadas en países desarrollados muestran que apenas menos de un 17 por ciento de personas trabaja haciendo lo que le gusta, o sea sintiendo genuina motivación personal.
Una verdadera realización personal es la que se siente cuando perdemos la noción del tiempo haciendo lo que nos gusta, cuando podemos ser creativos y desempeñarnos libremente sin ataduras convencionales y cuando sentimos un verdadero compromiso cuando realizamos ese trabajo.
Aunque actualmente muchos jóvenes que ingresan al mundo laboral intentan trabajar en lo que les gusta hacer; en general las organizaciones se manejan como hace más de sesenta años, sin tener en cuenta cómo se siente el potencial humano que se desempeña en sus empresas con respecto a esta necesidad vital.
La vida es corta y la mayor parte del tiempo hay que pasarlo trabajando; esto no resultaría tan tedioso y pesado si cada uno estuviera haciendo lo que realmente le gusta.
La gran mayoría no es consciente de esta realidad porque se convence que no tiene opción, pero no se da cuenta de lo dañino que puede ser para un individuo pasarse la vida trabajando sin una genuina motivación.
La frustración cotidiana modifica el carácter y se traslada al hogar en forma inconsciente. Es en la casa, donde se puede manifestar el malestar que provoca la insatisfacción laboral que se ha simulado en el trabajo; un trabajo que a pesar de todo permite cumplir con las expectativas sociales, sentirse seguro y cobrar un sueldo digno para vivir.
Ya que la simulación no se puede mantener todo el tiempo, qué pasa con ese individuo? Lo más común es que su insatisfacción se manifieste a través de desavenencias conyugales, oposicionismo, maltrato a los hijos, malhumor, falta de deseos sexuales, etc.
Es demasiado tarde para encontrar el verdadero camino en esta vida? o simplemente nunca se tuvo el coraje ni la confianza en sí mismo como para cumplir con el propósito propio?
El trabajo en una empresa suele ser bien remunerado pero también exige una entrega total, lo que no permite tener tiempo para hacer aunque sea, parte de algo que soñamos. Sin embargo, deberíamos darnos la oportunidad de intentarlo.
Dedicarse a la música, escribir un libro, aprender un idioma, dedicarse a la ayuda comunitaria, coordinar grupos de autoayuda, enseñar lo que saben, aprender carpintería o cualquier otro oficio, etc..
Mandatos familiares, durante generaciones influenciaron a sus sucesores para hacer lo mismo, ya sea trabajar para otros o continuar sus empresas o negocios propios, por temor al cambio.
La búsqueda de la seguridad puede ser un camino más corto pero más tedioso e insatisfactorio; tanto eligiendo seguir la dinastía familiar como intentando competir por una mejor posición en una empresa, cumpliendo tareas que realmente no les interesan; porque no basta para avanzar de ese modo con la voluntad y la dedicación personal, además necesitarán aptitudes especiales, carácter y sentir verdadera satisfacción con lo que hacen.
Malena Lede .
Psicología - Malena Lede Blog
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