Todos sabemos que los medios de comunicación perderían a mucho público si solamente informaran noticias fidedignas con el debido fundamento.
Los diarios apenas tendrían un par de páginas, las revistas de actualidad perderían el interés de quienes las leen, la radio, que ya casi ha dejado de existir, sólo emitiría música y algunos canales de televisión no podrían continuar en el aire.
Si nos preguntamos a qué se debe este fenómeno, es fácil darse cuenta que hay una gran masa de gente que se satisface escuchando o viendo hasta el último detalle de las calamidades, los desastres ecológicos, las catástrofes, los accidentes y las noticias policiales más espeluznantes que ocurren en la sociedad en que viven.
Esto es tan así que también hay restricciones para preservar a los niños del contenido de los noticiosos.
Con la pandemia se acentuó aún más esta tendencia informativa, exagerando los hechos, alterando las cifras de las víctimas, atemorizando a la gente sobre el peligro eventual de no contar con suficientes camas en los hospitales y con las consecuencias mortales que puede producir esta enfermedad.
Es cierto que este trastorno puede convertirse en una neumonía, tal como ocurrió con otras gripes que hemos sufrido o agravar enfermedades previas, pero también es cierto que este fenómeno se produjo numerosas veces años anteriores con otros tipo de manifestación de corona virus. La novedad actual parece ser su alta capacidad de contagio y su difusión en casi todo el planeta debido principalmente al incremento de los viajes aéreos.
Existen estudios serios realizados que demuestran que las estadísticas globales de muertos por esta pandemia es menor que las que produjeron otras epidemias sufridas años anteriores en Europa, sin embargo las noticias que recibimos sobre la realidad actual se empeñan en demostrar lo contrario.
Los medios de comunicación, que representan negocios publicitarios de sumas millonarias; en estos momentos, como todos, también están sufriendo los efectos económicos de la cuarentena, por eso se puede notar el empeño desesperado en atraer de cualquier forma la atención de la gente.
Esta realidad no es una opinión más, ya que está suficientemente comprobado que la mayor parte de la información que consumimos es falsa.
Sin embargo, no nos podemos encerrar en una burbuja de cristal e ignorar todo lo que pasa a nuestro alrededor; por eso es necesario que aprendamos a ser más cautelosos y selectivos a la hora de informarnos, eligiendo una sola dosis de noticias por día a través del medio de comunicación que consideramos más confiable y moderado.
Es absolutamente necesario, para conservar la paz interior y la salud física y mental, controlar la curiosidad morbosa, porque no sólo se puede contraer el corona virus sino adquirir también otras afecciones aún más letales o agravar las que ya se padecen, como consecuencia de la ansiedad y el miedo.
Lic. Malena Lede.
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