CONSPIRACIÓN EN EL INFIERNO

   



 Al borde del abismo del Infierno se encontraban ladrones, hipócritas, usureros y suicidas; y emergiendo desde una selva oscura, se fueron agregando a la reunión, lujuriosos, violentos, falsos y herejes.  Todos ellos habían sidio convocados por los indiferentes e indolentes, curiosamente ahora organizadores de una conspiración en el Infierno.

    Parecía increíble que los considerados más despreciables, porque en la vida nunca habían tomado partido, en la eternidad se declararan francos iniciadores de una revuelta.  Sin embargo, aunque algunos habían sido alguna vez justos en sus vidas, no había faltado la desidia, y por eso para la Divina Potestad no era suficiente.

    No fue fácil que llegaran a un acuerdo entre ellos por la diversidad de sus caracteres y por los vicios que cada uno mantenía a pesar del intenso dolor que padecían.  Sin embargo, al final de una acalorada discusión decidieron por unanimidad exigir al Creador el traslado de todos ellos al Purgatorio, para poder tener la oportunidad de reivindicarse.

    Habían sido advertidos a su llegada al Infierno que debían dejar sus esperanzas afuera, porque la pena por sus errores sería eterna, pero su vocación de dioses no les permitió aceptar tal condena sin ofrecer ninguna resistencia.

     Sin embargo, recordaban que Dios había liberado del Infierno a todos los que existieron antes de Jesucristo, que por no estar bautizados permanecían en los anillos del cono invertido de Lucifer; y como esa decisión  había sentado un precedente, pretendían recibir el mismo trato.

    Al finalizar la reunión todos firmaron un Acta, dispuestos a no eludir el compromiso para evitar deserciones de último momento.

    Como en la eternidad el tiempo no existe, el Ser Supremo consideró que la idea de los condenados era atendible, por lo tanto accedió de inmediato y les otorgó su pedido, siendo ascendidos al Purgatorio, todos los que firmaron el Acta, tal  como deseaban.

    Alli tendrían la oportunidad de acceder al Paraíso después de cumplir su condena.  

(Inspirado en La Divina Comedia de Dante Alighieri)