CUENTOS DEL MAS ALLÁ
LA NAVIDAD DE ALEJANDRO REYES
Era un hombre de campo muy rico que tenía una estancia cerca de Pergamino. Todas las casas del pueblo más próximo le pertenecían, sin embargo, a pesar de su riqueza se sentía vacío.
Había sido muy trabajador y todo el dinero que había hecho lo había invertido, con tanta suerte que en poco tiempo su fortuna se había multiplicado. Todo esto le daba seguridad y lo hacía sentir más orgulloso y seguro de sí mismo.
En el pueblo todos lo respetaban; y no había mujer joven que se le negara. Sin embargo, sólo con una de ellas, la Clorinda, había tenido varios hijos, que él no quiso reconocer, porque estaba acostumbrado a no confiar en nadie que no fuera él mismo. Apenas los visitaba para Navidad, nada más que por compromiso; aunque no les hacía faltar nada; sólo los privaba de su presencia que era esquiva.
Era un hombre huraño y solitario que parecía no querer encariñarse con nadie para evitar el desengaño.
Ese día cumplía sesenta años y por primera vez se sintió solo. Estaba cansado y triste y por un momento le pareció que todo lo que había hecho en su vida por dinero no valía nada.
Pronto sería Noche Buena y casi sin querer pensó en la madre de sus hijos, que se había conformado con tan poco y que los había criado sola por su infundada desconfianza y egoísmo y no pudo evitar un sentimiento de culpa que no conocía.
Era una noche sin luna, serena y oscura. Decidió caminar hasta la tranquera seguido de sus perros, bastante descontento de sí mismo.
La oscuridad no le permitía ver nada y aunque él conocía palmo a palmo ese camino bordeado de fantasmales álamos, repentinamente, en la oscuridad de la noche, el ensordecedor estruendo de un relámpago lo encegueció.
Quiso volver, pero cuando se disponía a regresar se encontró cara a cara con la muerte, que tenía forma de mujer.
No se sorprendió porque en el fondo la deseaba, pero como todo aquel que se encuentra al borde de un abismo buscando la muerte y en el último instante se arrepiente, la enfrentó.
Le preguntó a la muerte sin palabras a quién venía a buscar y ella le contestó que a él, que la había llamado, porque sabía que había estado pensando esa misma noche en quitarse la vida.
Don Alejandro sabía que la muerte no mentía y entonces quiso saber si tenía tiempo para arrepentirse.
- Yo no me llevo a nadie que no quiera venir, le dijo ella y dándose media vuelta desapareció de su vista.
Nunca pudo saber si todo había sido una alucinación o algo que había soñado cuando esa noche sin darse cuente se quedó dormido en la mecedora que tenía afuera.
La muerte le había enseñado el camino al permitirle atreverse a recordar los hechos de su pasado de los que se había arrepentido y había sembrado en él la imperiosa necesidad de reparar sus errores y de ser perdonado.
Por esa razón, para la próxima Navidad, don Alejandro Reyes y la Clorinda se casaron.
Malena Lede
2) EL VIDENTE
Ni bien se sentó frente a él, el hombre le clavó la mirada. Le preguntó enseguida para qué había venido, porque era lo único que necesitaba saber y si lo podía decir con claridad, ya estaría su problema casi resuelto.
- Tengo miedo de todo, le contestó el sujeto tímidamente.
- Entonces tiene miedo a la muerte le dijo, porque ella es la que está detrás de todos los miedos de la vida. La muerte viene cuando la llamamos y usted parece que la está buscando. Y mientras tanto, ¿qué está haciendo con su vida?
- Nada, porque estoy muy preocupado por la certeza de tener que morirme algún día.
- La realidad es que hoy está vivo y tener miedo puede ser peor que la muerte que le sobrevendrá algún día.
- Tiene razón señor, pero mis pensamientos me traicionan y vivo la idea de la muerte día a día.
- Puedo ver su futuro en este instante. Vivirá muchos años, más de los que se imagina, pero su vida será un infierno si se resiste a aceptar lo inevitable de la muerte en esta vida.
Será tan grande el sufrimiento que preferirá
estar muerto a seguir viviendo, que es lo que le está pasando ahora. Además, negarse a la oportunidad de vivir no va a
cambiar nada.
3) LA ISLA
Dicen que en una isla del Tigre están pasando cosas raras. La gente aparece y desaparece pero nadie dice nada.
Todos se quedan muy callados pero se nota que algo les sucede porque cuando vuelven son diferentes.
Esa mañana decidí averiguar qué pasaba y me dirigí al desembarcadero.
Subí a mi lancha sin titubear, encendí el motor y me dispuse a descubrir el enigma.
Llegué a destino enseguida, porque era cerca, y a primera vista parecía que allí nada ocurría, sin embargo, de pronto, aunque el día estaba claro y sin nubes, me estremeció un relámpago.
En ese mismo instante, como por arte de magia, apareció un grupo de personas que parecía venir de algún lado; que no se percataron de mi presencia y pasaron a mi lado como si no me hubieran visto.
Mi asombro era tal que no advertí que una nube negra me rodeaba. Esa neblina me tragó como a un bocado y no pude evitar que casi al instante me encontrara en otro lado.
Estaba en un jardín florido con esa gente que había visto que parecía estar dichosa disfrutando.
Me dijeron que esa era el mundo de las ideas, donde viven las almas en perpetua contemplación de la verdad fuera del espacio y del tiempo.
Me explicaron que es de allí que recordamos
los mortales la perfección que anhelamos en la vida y me aseguraron que a ese
lugar celeste volveríamos todos algún día.
4) EL ENIGMA DE LA CALLE 12
Dice la gente que cree en estas cosas, que en la calle doce de la ciudad de La Plata ocurren hechos muy extraños.
Es una cortada de casas antiguas y viejos corralones, donde cuentan que encontraron su fin muchos hombres violentos en confusos entreveros.
Los que saben, afirman que estos cuantiosos hechos de sangre, produjeron una grieta en el espacio tiempo por donde pasan los espíritus; y sólo se necesita un genuino deseo del alma para provocar su aparición.
Aquellos que los han visto, dijeron que nadie puede mirarlos a la cara porque se esfuman, por eso recomiendan observarlos de costado, con el rabillo del ojo.
Yo nunca creí en estas cosas hasta que mi madre murió. Recién entonces, quise probar en persona tales leyendas.
Ese día no había nadie en la calle doce. Recordé el profundo deseo de mi alma y de inmediato, una sombra se dibujó a mi lado.
Adiviné que era mi madre que se presentaba en carne y hueso.
La miré de costado, como me habían dicho, y la pude ver tal cual era con una sonrisa de oreja a oreja.
No pude resistir las ganas de abrazarla,
pero apenas intenté darme vuelta desapareció de mi vista.
5) DIMENSIONES
Aquel día me desperté en otra cama, al lado de un hombre que dijo ser mi marido. Supe que con él había tenido dos hijos que yo no supe reconocer como míos.
Apenas podía recordar que antes de esa mañana tenía dos hijos casados, mientras que los de ahora eran chicos y yo más joven.
¿Qué enigma era ese? ¿Acaso un sueño, tal vez la muerte ú otra vida?
Sea lo que fuera pensé que lo mejor era hacerse la desentendida y hacer como si nada.
Dejé pasar el tiempo y no estaba conforme. Siguiendo mi destino, seguía tomando las mismas decisiones y estaba repitiendo la misma historia.
¿Qué gracia tenía volver a vivir la misma vida?
No estaba dispuesta a que ocurriera semejante cosa, prefería seguir con mi otra vida, aunque ésta se estuviera casi acabando.
Si bien no había sido infeliz tampoco desdichas me faltaron, pero vivirla nuevamente no quería.
Mejor para mi era la esperanza de volver a nacer y tener otro destino.
Como todo deseo que es genuino, se cumple a rajatabla, al despertarme al otro día me encontré con la cara de mi esposo verdadero que dormía en nuestra cama, muy tranquilo al lado mío.
6) ESPACIO Y TIEMPO
Dicen que la realidad tiene una dimensión trascendente que todavía no conocemos pero que por ahora sólo la podemos experimentar.
Hay que quedarse sentado un rato sin pensar en nada y si no podemos dejar de pensar, tenemos que seguir nuestros pensamientos sin intervenir.
Si logramos introducirnos en esa brecha sin pensamientos, que es donde afirman está Dios, podríamos atravesar el umbral del espacio y del tiempo.
Nuestra materialidad nos tiene capturados, pero podemos liberarnos con el espíritu, sin estar muertos.
Un día, mientras estaba en estado de relajación, tuve una experiencia reveladora. Salí de mi cuerpo, y al instante, me encontré en medio de un cielo oscuro entre las estrellas.
El espectáculo que presencié jamás lo olvidaré; pero tuve miedo, porque me sentí muy sola en el espacio lejos de la Tierra.
Como el miedo es un pensamiento negativo volví a mi cuerpo y a este mundo hostil.
Algunos que han vivido estas experiencias me
aseguraron que si no hubiera tenido miedo hubiera podido viajar en el espacio y
el tiempo.
Es el miedo el que tiene prisionero al espíritu.
7) SANGRE Y ARENA
Ramón Paredes era hombre de a caballo, con el cuchillo siempre listo en la cintura para resolver cuestiones de hombres.
Había alguien que lo estaba buscando para escarmentarlo y él lo sabía, pero no tenía miedo.
El adivino del circo lo vio sentado en las gradas y lo señaló con el dedo. Tuvo que salir al ruedo porque ese era el trabajo que hacía.
Se acomodó en una silla cara a cara con el brujo y lo miró con una sonrisa burlona que parecía dibujada en su cara. El otro se le quedó mirando a los ojos y vio en ellos el odio y la muerte.
Le advirtió que era posible que se encontrara esa noche con la muerte, que es la que no perdona, pero él se encogió de hombros y se levantó para irse, sin antes decirle que nadie le había ganado nunca una pelea.
Pero no llegó muy lejos porque el lanzador de cuchillos lo atravesó de lado a lado, dejándolo tirado en la arena como un trapo.
El público,
que creyó que era un acto,
aplaudió la escena.
8) LA INMORTALIDAD DEL ALMA
Salió de su casa enceguecida por las lágrimas y subió al auto.
La noche estaba oscura y una fina llovizna
hacía brillar el asfalto como un espejo.
No quería pensar, sólo sentía el impulso de apretar el acelerador.
Todo había ocurrido demasiado rápido como para poder asimilarlo. Encontrar la carta reveladora y luego enfrentarlo a él y a su inesperada confesión.
Simplemente, su marido se había enamorado como un colegial de una mujer más joven.
Tan absorta estaba en sus pensamientos que no alcanzó a tomar la cerrada curva del camino antes del puente, chocando contra él y precipitándose al vacío.
El auto cayó pesadamente en el medio del río y comenzó a hundirse lentamente.
Cuando recuperó el conocimiento sólo quedaba su cabeza sobre la superficie mientras el resto de su cuerpo permanecía sumergido en el agua.
Pensó en el hombre que se había burlado de ella dejándose llevar por una pasión, y que si ella moría quedaría libre para vivir con la otra sin merecerlo.
Se preguntaba si sobreviviría su alma si lo perdonaba, aunque su cuerpo lo odiara y esta contradictoria dualidad que sentía iluminó por un momento su cuestionamiento.
Se dio cuenta que si la injusticia, que es una enfermedad propia del alma, no podía matar a su marido, menos podría morir su alma por un accidente propio del cuerpo. Recordó que esa era la prueba de la inmortalidad del alma de la filosofía platónica y de la religión cristiana.
Se sintió más tranquila, cerró los ojos y se entregó a su destino. Pero no era su hora porque aparecieron dos hombres ranas que lograron sacarla del auto y llevarla a tierra firme.
9) PIENSO, LUEGO EXISTO (Criptograma) (de la A a la Z)
Ayer dejé de existir en este mundo. Brindo por irme antes de la decrepitud. Creo que no fue Dios sino yo la que decidió con el pensamiento dejar este mundo.
Debo existir de algún otro modo sin el
cuerpo, porque estoy pensando.
Es un lugar en que no existe ni el espacio ni el tiempo. Fantástico me parece.
Gente con caras conocidas me guían. He llegado a sentir el impulso de confesar mis faltas. Ignoro si es obligación pero es una necesidad mía.
Juraría que a los demás no les importa mucho lo que digo.
Kilómetros de bellos paisajes se extienden ante mí y aunque es difícil de explicar todo parece ocurrir al mismo tiempo.
Me parece que de este lado sólo existe el pensamiento.
Ninguno llega aquí si no cree en nada.
Ñoño es el que piensa que todo termina y no puede intuir que. cualquier realidad aparente la conciencia. Que no debe sentirse afligida. Porque el que no tiene la conciencia tranquila, después de muerto mantiene ese carácter según la ley de la conservación de la energía moral. Que si es así, no podrán disfrutar del paraíso.
Rara me siento porque alguien me llama. Siento que es mi marido. Tengo que volver. Un olor a amoníaco me despierta.
Vamos, oigo decir a alguien más. Walter es esta vez, que es el médico que me atiende desde hace mucho.
Xilografías extrañas veo cuando abro los ojos. Ya estoy de vuelta. Zarandeo la cabeza porque no puedo hablar y les sonrío.
10) EL ESPEJO
En esa antigua casa del Tigre habían vivido mis abuelos. Ellos ya no estaban y ahora su casa también estaba envejeciendo.
Sentada en la mecedora de la sala, recorrí con los ojos cada lugar hasta que me detuve en el espejo.
Los espejos invariablemente me intrigan, porque siempre creí que del otro lado hay algo misterioso.
Éste tenía un grueso marco dorado y se notaba que el cristal había sufrido los estigmas del tiempo.
Me levanté para observarlo mejor y tuve un sobresalto cuando me pareció que desde el otro lado mi imagen me guiñaba un ojo.
Con un pañuelo intenté limpiar la superficie, pero cuando apoyé la mano, sentí un empujón y caí del otro lado.
Estaba todo oscuro, pero en el fondo había una luz; y como no tenía miedo caminé hacia ella con curiosidad.
Me encontré en otro espacio y en otro tiempo porque era la misma casa pero muchos años atrás, cuando todavía vivían mis abuelos y mi tía soltera que había sido tan bonita y tan desafortunada al irse antes de tiempo..
Me alegró mucho verlos a todos y a mi misma con mis padres y hermanas, siendo más jóvenes, gozando de buena salud y contentos.
Ellos no me vieron y sólo pude observar la escena un momento. Era como un cuadro del pasado pero real y viviente.
No había pasado mucho tiempo cuando alguien tocó el timbre. Pensé que podría ser el de la inmobiliaria. Pero yo ya no estaba en esa época, sino ahora, sentada en la mecedora.
Tal vez fue un sueño el que me permitió verlos felices y más jóvenes en el Cielo.
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Todos muy buenos Male
ResponderEliminarmuchas gracias por leer. malena
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