Hay personas que aunque no se hayan conocido personalmente sino a través de su vasta trayectoria artística y su sabiduría de vida; cuando dejan de existir se transforman en leyendas, verdaderos ejemplos que dejan un gran vacío en el corazón de todos los que admiraron su trabajo.
Christopher Plummer, un afamado e incansable
actor de cine y de teatro, que se hizo
famoso mundialmente con su participación estelar en la película “La Novicia
rebelde” que filmó junto a Julie Andrews; y que además participó en incontables
películas hasta hace muy poco tiempo; a
los 91 años, todavía tenía proyectos.
La muerte lo sorprendió, en su casa, donde
vivía con su esposa, con quien compartía su vida desde hacía 53 años.
Los que lo conocían dicen que era fuerte,
decidido y valiente, un gran actor admirado también por sus colegas, que llegó
a ganar los principales premios artísticos de los Estados Unidos.
Creía que la jubilación en cualquier
profesión era la muerte, por eso él seguía trabajando como el primer día con
todo entusiasmo.
No necesitó ningún escándalo en su vida
privada para convertirse en famoso y contribuir con su imagen a darle prestigio a las obras en las
que participaba.
Todo un señor, maestro en la vida y como actor,
de quien tenemos que aprender y a quien no tenemos que olvidar.
Vemos a diario cómo malgastan sus vidas muchos
artistas del espectáculo después de sus primeros éxitos. No pueden asimilar la popularidad, que suele
ser efímera si no está acompañada con duro y cotidiano esfuerzo.
Llegar a la cima es el primer paso, luego hay
que mantenerse, lo que exige mucha constancia, tenacidad, arduo trabajo,
controlando las múltiples tentaciones que ofrece el ambiente artístico, con
fuerza de carácter.
Christopher Plummer nos demostró que se puede
tener tanto éxito en la vida como en el trabajo. Malena Lede
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