SI QUIEREN SENTIRSE BIEN, HAGAN EL BIEN - Psicología Malena Lede

   No existe nada mejor que hacer el bien a otros para que la vida cambie y cobre más sentido.  

   Todos estamos en condiciones de ayudar sin tener grandes fortunas, porque no siempre la gente tiene carencias económicas, muchas veces hay personas que necesitan compañía, afecto, que las cuiden o que las escuchen,

   La soledad es otra de las enfermedades graves que afecta a las personas de las grandes ciudades y que que se cobra muchas víctimas.  

   Son pocos los que pueden sentirse mejor estando solos porque los estragos que produce la soledad pone en evidencia que la gran mayoría prefiere estar en compañía 

   Los mendigos no necesitan sólo una limosna, también necesitan conversar, que la gente se detenga y le hable como a cualquier vecino, que se interese por él, que no lo ignore y le dedique algo de su  tiempo, para sentirse todavía vivos e incluidos.

   Hacer el bien nos hace sentir más fuertes y más seguros, nos proporciona una sensación de plenitud y nos ayuda a lograr una mayor paz interior.

   Todos de alguna manera colaboramos para beneficiar a alguien, ya sea trabajando para nuestras familias. descubriendo nuevos medicamentos, atendiendo enfermos, conduciendo transporte público, apagando incendios, resolviendo problemas internacionales, piloteando aviones, protegiendo a los ciudadanos de los malhechores, cocinando, enseñando, cuidando.

   Todos hacemos algo para alguien, porque hasta los que están solos están dispuestos a ayudar a un vecino que está enfermo.

   Son incontables las sociedades de beneficencia que hay en el mundo que intentan ayudar de alguna manera a solucionar problemas, ya sea ocupándose de aliviar la vida de los pobres, de cuidar a los ancianos, a los niños o a los enfermos. 

   El deseo de ayudar está en cada uno de nosotros, sólo que se mantiene oculto detrás del egoísmo.

   El egoísmo suele ser una enfermedad incurable y sus peores síntomas son la ambición, y el insaciable afán de poder. 

   Para el egoísta los demás son sólo instrumentos para alcanzar sus propias metas, simples engranajes de una maquinaria que sólo le sirven para generar más ganancias.

   Sin embargo también los egoístas necesitan a los demás para ser adulados, admirados, envidiados.

   No es bueno que el hombre esté solo, dijo Dios y creó a Eva.

Malena Lede