EL TRABAJO
El trabajo es todo lo que los seres humanos
hacen en la comunidad en que viven, ya sea para su propio beneficio o para
satisfacer las necesidades de otros, por medio del cual pueden satisfacer sus
necesidades, aprender, relacionarse y
crecer.
También existe el trabajo no remunerado que
se presta en calidad de servicio y otras actividades u oficios artesanales,
artísticos o intelectuales que algunos individuos realizan por vocación, si
cuentan con los recursos necesarios para su subsistencia,
Antiguamente las relaciones de trabajo eran
artesanales, serviles o se reducían al cuidado de los animales o a labrar las
tierras de grandes hacendados, pero a partir de la Revolución Francesa, en
1789,que puso fin a la monarquía, las
ciudades crecieron, los habitantes se alfabetizaron, aprendieron nuevos
oficios, se graduaron en distintas profesiones.
Todo
esto gracias a los adelantos tecnológicos, que fueron rápidos y muchos, lo que dio
lugar a la revolución industrial, que comenzó otra era, la era de la
industrialización.
En el siglo XX se produjo una nueva
revolución tecnológica con la aparición de las computadoras que modifica el
sistema laboral y lo lleva a otro nivel, obligando a la humanidad a adaptarse a
un nuevo lenguaje y a una nueva forma de trabajo.
La pandemia de Covid 19, que comenzó en
marzo de 2019, produjo también una
revolución laboral y grandes cambios en la acción para evitar los contagios que
aún hoy en día gran parte de ellos se mantienen.
Gracias a las computadoras una gran mayoría
puede trabajar a distancia, realizar conferencias, reuniones y todo tipo de
actividad virtual, sin moverse de su casa; y esto tiende a mantenerse aún
después que hayamos vencido al virus.
Sin embargo, todo cambio en una sociedad
tiene un costo y el costo de esta pandemia en cuanto al trabajo, resultó mucho
más alto de lo esperado provocando quiebra de empresas,, cierre de fábricas, de muchos negocios y una gran pérdida de
trabajos.
Los fenómenos sociales pueden tener graves
consecuencias individuales y pueden provocar caos en una sociedad, más
desigualdad, violencia, aumento de la delincuencia y hasta crisis familiares.
Toda relación humana también ha sufrido por
miedo al contagio, ya sea evitando asistir a festejos familiares o laborales, y
así fue como se cancelaron cumpleaños, aniversarios, graduaciones, eventos
laborales y hasta hubo bodas canceladas,
porque precisamente es en las reuniones familiares, de amigos o de compañeros de
trabajo donde este virus se propaga más rápido.
Hemos tenido que practicar el ostracismo,
estar mucho tiempo solos, evitar hablar
cara a cara sin barbijo, esperar afuera de los negocios y vivir ensimismados,
atemorizados y sospechando de un estornudo, de una molestia en la garganta, de
un dolor de cabeza o de cualquier otro síntoma que nos advirtiera que nos han
contagiado.
Las vacunas, como siempre ocurre con las
epidemias, hasta ahora a muchos nos han salvado del contagio; afortunadamente
llegaron a tiempo, sin duda fue una nueva hazaña de los científicos de todo el
mundo que se esforzaron para terminar con este flagelo en tiempo record.
Trabajar, como lo solíamos hacer casi todos,
de alguna forma sufrió una transformación obligada, algo inesperado que nos
descolocó y nos sacó de nuestra conocida rutina, nos exigió cambios, un nuevo
aprendizaje y una nada fácil adaptación fue necesaria para poder salir a flote
y continuar.
Muchos perdieron con los cambios, otros tal
vez ganaron y también están quienes no pudieron adaptarse y fueron desplazados
cuando las tareas que realizaban ya no eran necesarias.
Sabemos que un despido puede vivirse como
una pequeña muerte y que para muchos puede significar perderlo todo.
Claro que también hay gente que cree que es
mejor vivir sin trabajar, que hay muchas otras cosas que se pueden hacer y que
hay que privarse de ellas por tener un compromiso laboral. Pueden tener razón quienes viven el trabajo
sólo como una obligación, los que no se logran comprometer con lo que hacen porque no llega a satisfacer
su motivación.
Esto
sucede porque no todo el mundo puede trabajar en lo que realmente le gusta
hacer, pero puede que tampoco sepan muy bien qué es; y así se pasan la vida buscando lo que no
existe y perdiendo las oportunidades que no ven.
El que
no tiene un trabajo y es mayor de edad, porque tal vez no tenga necesidad ni
obligación alguna, hará otra cosa en su lugar, beneficencia, un deporte, un
hobby, ejercicio físico, limpiar , lavar la ropa, cocinar, cuidar a los niños, salir a correr, cantar, pintar, estudiar,
tocar un instrumento o actuar y esa tarea que decide realizar, también se pueden considerar como una obligación
laboral.
El trabajo contribuye a mantener la salud
mental, porque la mente siempre está en acción y si no persigue un objetivo que
le interese se vuelve perezosa y torpe, atraída solamente por lo superficial.
La pandemia suspendió la función social del
trabajo al no permitir el contacto personal y reemplazarla por un ordenador o
un celular, o sea que fue un cambio radical que en lugar de un humano, puso una
pantalla en su lugar.
Fue y continúa siendo una pesadilla de la cual aún no nos podemos despertar, una tragedia sin igual que sólo puede servir para que todos perdamos un poco más nuestra humanidad.
Publicar un comentario
Muchas gracias por participar de este espacio!
Ver Comentarios
Muchas gracias Male
ResponderEliminarNo hay de qué. Gracias por leer y alentarme.
ResponderEliminarCada capítulo es para hacernos pensar!! Gracias
ResponderEliminar