CAMBIO DE VIDA
Aunque cueste creer, hacer un duelo por las
personas, los trabajos y las cosas que se han perdido es una experiencia que
hay que asimilar, que no resulta fácil y que su favorable elaboración depende
de cada uno.
Los duelos no se pueden saltear, hacer como
si nada hubiera ocurrido para no sufrir, porque existe una relación muy estrecha
entre los acontecimientos y las patologías; los estudios científicos realizados
son muchos y no se pueden refutar.
También se han escrito muchos libros respetables sobre la
conexión entre las enfermedades mentales y las experiencias de la infancia y
los hechos traumáticos, que resultan difíciles de ignorar.
No existen acontecimientos aislados, todo lo
que ocurre se manifiesta en un contexto histórico social, se relaciona con la
trayectoria de vida de cada sujeto y con su forma de ver el mundo y de
relacionarse y existen innumerables estudios sobre la
percepción que lo prueban.
La emoción que produce el estrés se vuelve perturbadora cuando la respuesta del organismo es patógena.
La ansiedad, el miedo, el dolor es la
respuesta psicológica común de todo ser humano en los momentos difíciles. Las experiencias de hombres y mujeres que han
atravesado por situaciones físicas extremas, como guerras, abusos, atentados,
catástrofes confirman esta afirmación. Pero cada uno las vive en forma diferente.
Todo ser humano que sufre la pérdida de
alguien que amaba, o de algo igualmente importante en su vida como la libertad,
un ideal, una empresa, experimenta el mismo doloroso estado de ánimo, la misma pérdida
de interés en todo lo que lo rodea, la misma imposibilidad de poder adaptarse o
poder sustituir lo perdido pero en diferente grado de intensidad según su historia.
La magnitud de este estado y su prolongación
en el tiempo dependerá en gran parte del equilibrio mental que tenía la
estructura de su personalidad antes del acontecimiento traumático.
La medicina psicosomática precisamente se
ocupa de todo síndrome funcional que se manifiesta como una afección
fisiológica y a la vez psicológica que se relacione, como por ejemplo las
enfermedades ulcerosas gástricas (todo lo que como es veneno), la tuberculosis
pulmonar (necesidad de dependencia).hipertensión arterial (lucha contra las
tendencias agresivas), afecciones cutáneas (en la piel se proyectan los
conflictos), afecciones ginecológicas (dificultades en la vida sexual),
reumatismos crónicos (mujeres viriles) etc. (Tratado de Psiquiatría – Henry Ey).
En definitiva, de la fortaleza del yo dependerá la plena adaptación a los hechos críticos a los que nos exponen las circunstancias y lo que permitirá el cambio de vida.
Aferrarse a lo establecido, a lo conseguido, a los seres queridos, a los bienes materiales, no garantizará su continuidad eterna, por eso, hay que cuidar a quienes se ama, como seres libres y disfrutar lo que se tiene, porque el futuro es incierto y una incógnita para todos.
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