DESPUES DE LA PANDEMIA - CAPÍTULO IV


CAMBIO DE VIDA


  Aunque cueste creer, hacer un duelo por las personas, los trabajos y las cosas que se han perdido es una experiencia que hay que asimilar, que no resulta fácil y que su favorable elaboración depende de cada uno.

  Los duelos no se pueden saltear, hacer como si nada hubiera ocurrido para no sufrir, porque existe una relación muy estrecha entre los acontecimientos y las patologías; los estudios científicos realizados son muchos y no se pueden refutar.

  También se han escrito muchos libros respetables sobre la conexión entre las enfermedades mentales y las experiencias de la infancia y los hechos traumáticos,  que resultan difíciles de ignorar.

   No existen acontecimientos aislados, todo lo que ocurre se manifiesta en un contexto histórico social, se relaciona con la trayectoria de vida de cada sujeto y con su forma de ver el mundo y de relacionarse y existen innumerables estudios sobre la percepción que lo prueban.

   La emoción que produce el estrés se vuelve perturbadora cuando la respuesta del organismo es patógena.

   La ansiedad, el miedo, el dolor es la respuesta psicológica común de todo ser humano en los momentos difíciles.   Las experiencias de hombres y mujeres que han atravesado por situaciones físicas extremas, como guerras, abusos, atentados, catástrofes confirman esta afirmación.  Pero cada uno las vive en forma diferente.

   Todo ser humano que sufre la pérdida de alguien que amaba, o de algo igualmente importante en su vida como la libertad, un ideal, una empresa, experimenta el mismo doloroso estado de ánimo, la misma pérdida de interés en todo lo que lo rodea, la misma imposibilidad de poder adaptarse o poder sustituir lo perdido pero en diferente grado de intensidad según su historia.

   La magnitud de este estado y su prolongación en el tiempo dependerá en gran parte del equilibrio mental que tenía la estructura de su personalidad antes del acontecimiento traumático.

   La medicina psicosomática precisamente se ocupa de todo síndrome funcional que se manifiesta como una afección fisiológica y a la vez psicológica que se relacione, como por ejemplo las enfermedades ulcerosas gástricas (todo lo que como es veneno), la tuberculosis pulmonar (necesidad de dependencia).hipertensión arterial (lucha contra las tendencias agresivas), afecciones cutáneas (en la piel se proyectan los conflictos), afecciones ginecológicas (dificultades en la vida sexual), reumatismos crónicos (mujeres viriles) etc. (Tratado de Psiquiatría – Henry Ey).

   En definitiva, de la fortaleza del yo dependerá la plena adaptación a los hechos críticos a los que nos exponen las circunstancias  y lo que permitirá el cambio de vida.

   Aferrarse a lo establecido, a lo conseguido, a los seres queridos, a los bienes materiales, no  garantizará su continuidad eterna, por eso, hay que cuidar a quienes se ama, como seres libres y disfrutar lo que se tiene, porque el futuro es incierto y una incógnita para todos.