Esta es una enfermedad progresiva del Sistema Nervioso que degrada células nerviosas del cerebro y de la médula espinal y que provoca la reducción de las funciones de los músculos con los que se conectan, causando la pérdida del control muscular, la debilidad de los músculos y las funciones físicas.
Hasta ahora, es una enfermedad progresiva que no tiene cura y que produce la muerte al atacar los músculos de la respiración en un período de tiempo de tres a cinco años, o más en algunos casos.
Esta enfermedad recuperó actualidad en Argentina, debido a que el ex- Senador de la Nación, Esteban Bullrich, la padece, con extraordinaria dignidad, y que lo ha inspirado a crear una fundación dedicada a su estudio e investigación para finalmente poder lograr descubrir sus causas y eventualmente lograr una cura.
Hace 64 años, mi padre falleció a los 54 años, después de haber sufrido esta misma enfermedad, que le causó una invalidez progresiva durante 5 años.
Se conoce como la enfermedad de Lou Gehrin en honor al jugador de béisbol que también falleció de ELA; que no produce dolor ni afecta el control de la vejiga ni de los sentidos.
Estudios realizados indican que tanto deportistas como personas que han servido en las Fuerzas armadas o de seguridad, tienen un mayor riesgo de sufrir esta enfermedad, pero no se sabe todavía cuál es el motivo.
La hipótesis que más se sostiene es que los esfuerzos intensos, las infecciones virales, las lesiones traumáticas y la exposición a ciertos metales o químicos podrían provocar lesiones en las células nerviosas en el cerebro y la médula espinal.
Mi padre sirvió en las Fuerzas Armadas de su país de origen, Italia, cumpliendo el Servicio Militar obligatorio durante dos años.
Emigró a Argentina, años después, y trabajó con automóviles hasta que tuvo su propio taller mecánico.
No era deportista pero sufrió una seria caída desde lo alto de un árbol cuando tenía algo más de 40 años.
Las investigaciones muestran que los hombres están más expuestos a sufrir esta enfermedad que las mujeres y que existen considerables casos de deportistas que la padecen, lo que sugiere la hipótesis sobre la importancia que pueden tener los traumas a nivel del cerebro y la médula espinal para el desarrollo de esta enfermedad.
En esa época, mi padre fue diagnosticado por el Dr. Insausti, en el Hospital de Clínicas de la Ciudad de Buenos Aires y ya desde ese entonces se sospechaba sobre la importancia de la actividad que desarrollaban las personas que la padecían y las posibles lesiones que habían sufrido.
Así como quedan paralizados quienes sufren de lesiones graves en la médula espinal, puede que ciertas lesiones lleguen a producir un daño irreversible a largo plazo.
Todavía los seres humanos en esta Tierra estamos expuestos a muchas enfermedades incurables a pesar del extraordinario avance de la ciencia en todas las especialidades médicas y el desarrollo de muchas vacunas.
Pero no hay que olvidar que los malos hábitos también enferman y que hacer una vida saludable sin cometer excesos y sin tener ambiciones desmedidas puede ser la fórmula ideal para lograr una salud perfecta.
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