Afirmar que en este mundo hay algún país donde se puede ser feliz según el standard de vida y algunos otros parámetros como una economía estable, la seguridad y el acceso a la educación y a la salud pública, es ingenuo, porque la felicidad no depende solamente
ente del confort, sino de cómo lo vive cada persona.
Si las condiciones favorables para vivir fueran la fuente de la felicidad, los ricos deberían ser todos felices, sin embargo muchos también pueden sufrir de depresión, de adicciones o poco interés por la existencia, por la falta de sentido de su vida.
Millones de personas pueden ser muy felices en India, sin gozar de una vida sin privaciones, feliz puede ser un preso en la cárcel cuando se acostumbra al encierro y no quiere volver a vivir en libertad, como pudo ser Mandela, que estuvo 20 años en cautiverio y que inclusive logró contagiar su estado de paz interior a los presos que estaban a su alrededor; feliz fue Buda cuando renunció a todos los placeres materiales para sentarse a meditar hasta encontrar a su verdadero Sí mismo.
Se puede inferir que la felicidad, no se alcanza solamente con un estado de comodidad externo, más bien depende de la serenidad, la oportunidad de desarrollar el potencial, la paz interior, la madurez y el equilibrio interno.
De esa única manera se puede entender cómo muchos seres dedicaron sus vidas a un objetivo determinado sin pensar en el beneficio que obtendrían, sino para sentirse bien consigo mismos y realizarse como individuos únicos e irrepetibles, dejando una profunda huella a su paso.
Es posible que la Ciudad de Copenhagen, Capital de Dinamarca, según ciertos parámetros que fueron publicados en el Diario La Nación, el 11 de junio pasado, en la sección, Bienestar, sea considerado el lugar donde la gente hoy, puede ser más feliz, no obstante es un hecho que también figura en las estadísticas, que no pueden revertir el abuso de alcohol y de drogas.
En ese país, el frío es muy riguroso y las noches son muy largas en invierno; así otros estudios paralelos han llegado a la conclusión que los países mejores para vivir más felices son los de clima cálido, a pesar de tener economías inestables y alta tasa de pobreza.
Es evidente que donde el Sol brilla casi todo el año, la gente sea más alegre, expresiva y extrovertida, más afectos a la hospitalidad, la música y al canto, que quienes viven en países con climas fríos.
Por otra parte, la vida en Copenhagen es la más cara de Europa y aunque la mayoría parece tener un buen poder adquisitivo, para lograrlo tienen que dedicarle muchas horas al trabajo, ya que si desean vivir bien deben tener dos trabajos.
Quiere decir, que una pareja que vive en Copenhagen, puede tener un alto nivel de vida, pero tambien ambos tienen que desempeñar dos trabajos, que, para lo inmigrantes, no siempre están relacionados con sus conocimientos profesionales sino que se trata de ocupaciones de servicios.
En Copenhagen hay una gran colonia de argentinos que decidió emigrar, y lo que no estaban dispuestos a hacer en su país, lo están haciendo allá sin perder la autoestima, ya que nadie los conoce.
No obstante, es difícil emitir una opinión objetiva estando tan lejos e inmersos en una cultura tan diferente, pero considero que la felicidad no depende solamente de los beneficios materiales que puede brindar el entorno, porque esa postura deja de lado al individuo y a su necesidad de realizarse.
Malena Lede
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