Estaba Jorge Luis Borges conversando en el patio trasero de su casa con su vecino, un señor mayor de mucha experiencia con una vida llena de aventuras reales o imaginarias, tratando de deslizar alguna palabra de vez en cuando, ni bien la catarata de palabras de su vecino se lo permitiera; cuando de pronto, en la taberna de la esquina de la calle Serrano, donde vivia con su madre, que estaba próxima al Arroyo Maldonado cuando todavia no estaba entubado, se oyó un disparo.
Ambos enmudecieron y se miraron. Parecia que una vez más algun parroquiano borracho se habría entreverado en una pelea con el conocido malevo que solía venir a diario a caballo, armado.
Tanto Borges como su vecino eran bichos de biblioteca que de armas o peleas no sabian otra cosa más que salir corriendo si se armaba alguna trifulca.
Sin embargo ese dia se armaron de valor y se acercaron al lugar de los hechos.
Con sorpresa vieron a una mujer, que armada con un filoso cuchillo, se lo había clavado al malevo, en un des cuido.
Sin duda el hombre ya estaba muerto cuando la gente del barrio comenzó a acercarse.
Pero contrariamente a lo que ambos podrian imaginar, levantaron al muerto y sin decir nada se lo llevaron a un descampado donde lo enterraron.
Los dis pensaron, que ppr fin alguien se habia atrevido a matarlo, ya que la autoridad solia desaparecer en esos casos.
De esa manera, sin decir nada, todos volvieron a sus casas y nunca nadie mas habló de ese hecho de sangre.
El Universo tiende al equilibrio y cuando éste se pierde siempre están quienes están dispuestos a recuperarlo, por eso no hay que preocuparse.
Malena
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