El Nuevo Rol Masculino




El sexo masculino seguirá siendo el mismo, pero el rol de la masculinidad está cambiando en función de las características de los nuevos tiempos.

El hombre nuevo parece querer ser más sensible, mostrar más sus emociones, atreverse a darle importancia a lo estético y a realizar tareas que hasta no hace mucho eran privativas de las mujeres.

Cuando parecía que los hombres se habían quedado atrás en el ajuste que correspondía a los requerimientos de la evolución de la sociedad, y todavía se encontraban indecisos, en una posición de inseguridad y descolocados frente a la decidida intervención femenina; finalmente comienzan a surgir hombres nuevos, que no se esfuerzan en ser machos y en hacer alarde de su tamaño físico, ni se preocupan por competir intelectualmente. Hombres que se sienten seguros de si mismos, pueden poner atención en intereses que antes no se consideraban masculinos e intentan parecer más jóvenes, lucir bien, realzar sus atributos con ayuda de cirugías o cosméticos, cuidar su ropa, cocinar comida saludable y ser capaces de llevar adelante una casa sin la obligada ayuda de una mujer.
Esos hombres, si deciden tener una pareja o casarse, tendrán la oportunidad de tener una familia bien organizada, conciliar intereses, aceptar con mayor amplitud de criterio las diferencias individuales, combinar actividades, criar a sus hijos a la par y llevarse bien como pareja.

El hecho de sentirse bien, tener buena apariencia, cuidar la salud, mantenerse activo, no fumar, ni beber en exceso, cuidar el peso y el físico en general, les da mayor seguridad en si mismos, eleva su autoestima y el respeto por si mismo, ayudándolo a mejorar sus aspiraciones y ser capaz de enfrentar nuevos desafíos.

Para estos hombres nuevos, su familia cobra mayor importancia que su trabajo, impensable para los hombres de otras épocas, quienes usualmente sacrificaban sus relaciones familiares a favor de sus ocupaciones.

El hombre nuevo está más comprometido con el cuidado del planeta, tiene más conciencia social y no está motivado a trabajar solo por dinero, pretende hacer lo que le gusta y lo que sabe hacer mejor.

Ya no necesita demostrar su virilidad para sentirse hombre, porque han desaparecido los parámetros que se utilizaban antiguamente para diferenciarse del sexo femenino, basados en la dominación y el sometimiento y en su lugar resuelve adherirse a otros valores que no se definen por oposición sino por convicción y que se caracterizan por ser cualidades personales sin patrones fijos, ajenos a cualquier pauta cultural establecida, prejuicio o tradición.

Este interesante análisis sociocultural es producto de investigaciones realizadas en Argentina, Capital Federal y Gran Buenos Aires, Paraguay, Uruguay y Chile, por la Consultora Trendsity y Gallup Argentina, a pedido de una empresa de cosméticos, para el lanzamiento de un nuevo producto.

Fuente: La Nación Revista, domingo 13 de junio 2010.