Imágenes cerebrales para trastornos psicológicos


La tomografía por resonancia magnética surgió a principios de la década de los años setenta del siglo XX; técnica desarrollada por Paul Lauterbur y Peter Mansfield, quienes posteriormente recibieron el Premio Nóbel por ese importante descubrimiento.

A diferencia de las técnicas anteriores, la resonancia magnética, así como la tomografía computarizada, desarrollada también durante esa época, producen imágenes tridimensionales que proporcionan una gran cantidad de detalles y se pueden lograr diagnósticos presuntivos más precisos.

De esta manera se puede registrar la zona del cerebro que se activa, porque es la que recibe más sangre; de esta manera se pueden ver la base neuronal de los procesos mentales, según explica el director del Centro Maastricht de Imaginería Cerebral en Holanda, Dr. Rainer Goebel.

Las técnicas por imágenes representan la posibilidad en el futuro de llegar a conocer los procesos cognitivos inconscientes, leer los pensamientos y el contenido de los sueños.

Los científicos actualmente están abocados a la tarea de estudiar cómo distintas zonas cerebrales se activan en forma conjunta.

La tomografía computarizada tiene la desventaja de la gran dosis de irradiación a que tiene que someterse el paciente, porque el sujeto es irradiado con rayos X por planos.

Con la tomografía por resonancia magnética, que mide el comportamiento físico de los núcleos de hidrógeno en el tejido, las imágenes tridimensionales que captan la irrigación sanguínea del cerebro, se obtienen a partir de las ondas que produce una señal electromagnética.

En cuanto a la tomografía con emisión de positrones, es la que registra la distribución de una sustancia radioactiva inyectada en el paciente, para conocer los procesos metabólicos de los tejidos.

Aunque actualmente estas imágenes cerebrales no resultan todavía útiles para diagnósticos psicológicos, pueden brindar información valiosa sobre posibles causas orgánicas de los trastornos.

Sin embargo, algunos científicos son escépticos sobre la posibilidad de conocer la base fisiológica de un trastorno psíquico, porque aún se sabe muy poco sobre estas alteraciones.

Aunque estas técnicas han dado importantes resultados, algunos críticos señalan que es un sistema demasiado indirecto, lento e inexacto, ya que la posibilidad de medir el flujo sanguíneo en el cerebro, es una información que se relaciona solamente en forma secundaria con la actividad neuronal.

No obstante, gran parte de los neurólogos y psicólogos coinciden en afirmar que se pueden sacar valiosas conclusiones si las imágenes son cuidadosamente analizadas e interpretadas.

En cuanto a la posibilidad de leer los pensamientos, algunos investigadores, utilizando una serie de complejos cálculos, han logrado 80 por ciento de aciertos en la elección de uno entre dos objetos en una prueba realizada con un voluntario.

Los primeros trabajos sobre la tomografía por resonancia magnética funcional realizados por los laureados Paul Lauterbur y Peter Mansfield, antes mencionados, hacen suponer a audaces científicos, que la retroalimentación neurológica a través de la TRMf, podría ser un eficaz procedimiento terapéutico en el futuro y aliviar los síntomas de la depresión y otros trastornos graves como la esquizofrenia.

Malena

Fuente: “Mente y Cerebro-Investigación y Ciencia”; julio/agosto 2012; No.22; “Evolución de las imágenes cerebrales”; Anna Von Hopffgarten, bióloga y redactora de Gehirn und Geist, edición alemana de “Mente y Cerebro”.