Mi pareja no me divierte



La gente se enamora de ideales no de personas. Tienen un ideal de pareja y luego les atrae quienes se asemejan a ese ideal, frustrándose al poco tiempo.

Comienza a tratar a quien parece ser su ideal y poco a poco ese ideal termina siendo desplazado por el ser real que es, alguien de carne y hueso, imperfecto, que hace lo que puede con lo que tiene, que pretende amar a alguien y ser amado, poder confiar en esa relación y disfrutar de ella.

Después de un tiempo, de ese ideal soñado no queda nada, pero no es eso lo malo, sino el hecho de creer que los ideales existen.

Un ideal es por sí mismo algo que nunca se logra alcanzar, es un símbolo, una representación mental que nunca se hace realidad.
Si una persona persigue a un ideal tiene que saber que jamás lo podrá encontrar y que si se trata de un ideal de pareja, sólo renunciando a ese ideal podrá aceptar a la persona real.

La pareja no lo es todo, como cualquier otra relación cumple un rol, pero ese rol no incluye la expectativa de entretener o divertir a su compañero.

La diversión corre por cuenta de cada uno, porque cada uno de nosotros tiene una forma de divertirse diferente.

Para algunos las relaciones sexuales pueden ser consideradas una diversión, y en parte hay que reconocer que, principalmente para los hombres, puede ser divertido aunque no tanto para muchas mujeres si las tratan como una cosa.

La relación sexual tiene otros significados más profundos, esos que tal vez una mujer espera pero que no siempre comparte con el hombre y que originan los desencuentros y las insatisfacciones.

Una mujer espera romance, amor, sutileza, comprensión, sentirse única, admirada, reconocida y valorada; pero cuando no recibe lo que espera del hombre, se encarga de hacer naufragar las necesidades de él, que son menos ambiciosas pero más urgentes.

Una pareja puede sobrellevar los avatares de la vida y salir indemne, cuando se ama profundamente, más allá de las trivialidades de la existencia y cuando cada uno hace lo suyo para desarrollarse y crecer siempre que ninguno de los dos se convierte en un obstáculo para ello.

Esta actitud también se extiende a la diversión, porque hombres y mujeres se sienten atraídos generalmente por el otro sexo, pero difícilmente sienten predilección por los mismos pasatiempos.

El amor es profundo cuando los dos se respetan mutuamente como personas diferentes y cuando son capaces de comprender y de desear la felicidad del otro, otorgándole el espacio que necesita para ello.

Vivir en pareja es compartir algunas cosas pero no todas, es un compromiso que no significa esclavitud sino el respeto de las limitaciones que impone la convivencia, aceptada libremente.

El aburrimiento es la señal que nos permite tomar conciencia de que no estamos cumpliendo con nuestro destino, es la ansiedad que provoca la angustia existencial, o sea la necesidad de llegar a ser uno mismo.


Malena