La
identidad transpersonal se logra cuando se toma conciencia de que uno es
más que un cuerpo, una mente y una cantidad de emociones y toma conciencia que son las exigencias del ego, que apenas es una ilusión, la que no permiten vivir genuínamente,
desplegando el verdadero Ser.
En
una sociedad competitiva, la gente no lucha para Ser sino para parecerse a los
demás; aceptando participar en una carrera desigual y frustrante, porque estamos todos unidos por lazos invisible pero somos diferentes, con
aptitudes, capacidades y distintos destinos; y en la medida que seamos nosotros mismos, más oportunidades tendremos de
trascender en lo que hacemos.
El
problema es que la mayoría ignora quién es y en la eterna pretensión de controlar las
cosas con el pensamiento.
La
realidad no es el yo que creemos ser, condicionado por patrones mentales y
emocionales aprendidos desde la infancia,
sino el ser auténtico que realmente somos.
El
yo es una creación mental a la que es difícil renunciar porque es una
estructura ligada a las emociones que ha dado lugar a un personaje, protagonista
de una historia repetida, igual a la de muchos que hacen lo mismo; que nos frustra y limita.
Una
vez que se llega a comprender que no se es solamente un ego, se puede
desarrollar la capacidad de producir en la propia vida una transformación y
lograr un yo integrado, que se acepta a sí mismo como es y se siente bien
consigo mismo, porque ha alcanzado la unificación y la armonía del cuerpo, la
mente y el espíritu.
Todo
lo que nos hace sufrir es lo que necesitamos y no reconocemos porque no comprendemos
nuestras necesidades internas, que es lo que faltó en la infancia por falta de amor, pero que se puede borrar con el amor de la
persona a sí misma y que la ayudará a la integración de la personalidad.
La
identificación con los pensamientos no permite vivir el presente, porque el
pensamiento es el producto de la memoria.
La mente recuerda, especula, proyecta pero jamás está en el presente.
Por
esta razón, la meditación es la forma de liberar la mente, porque exige abandonar los pensamientos y estar atentos al
aquí y ahora.
La
mente mide, separa, divide y no permite una visión totalizadora, pero afortunadamente la física moderna está ampliando una nueva perspectiva de la
vida que la ciencia clásica no puede ver, que está produciendo una revolución en la conciencia.
Cuando
la persona se da cuenta que forma parte de una totalidad, nace en ella
espontáneamente un sentimiento solidario hacia los demás y florece la compasión
y la entrega. Porque cuando se vive a la defensiva la persona se vuelve dura, rígida, agresiva, se siente
aislada, se compara, se culpa, se reprocha e intenta huir de sí misma.
La
meditación es el camino que nos lleva de nuevo a casa; y solamente el silencio de la mente permite alcanzar la verdadera identidad más profunda,
porque mientras se mantenga la identificación con la mente seguiremos
reaccionando a patrones arcaicos, en función a nuestras antiguas necesidades y
miedos.
Meditar
no significa solamente sentarse en silencio, quiere decir estar atento, no dejarse llevar por los
pensamientos, no especular, no permanecer atado a viejas estructuras aprendidas
y ser libres para estar plenamente alerta en el momento presente.
Fuente:
“Vivir lo que somos”; Enrique Martinez.
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