Los Sueños y la Conciencia




Cuando nos dormimos perdemos la conciencia de lo que sucede a nuestro alrededor; sin embargo, en la fase del sueño REM o MOR (movimientos oculares rápidos) que es cuando soñamos,  la actividad del cerebro es similar a la que manifiesta durante la vigilia.  Quiere decir,  que durante nuestras experiencias oníricas,  el cerebro es consciente de ellas.

Los sueños son percepciones sensorio motoras que se pueden recordar pero que también se olvidan fácilmente.  En ellos se puede ver, oír y tocar y vivir experiencias en distintos lugares, que parecen reales, en las que se tiene una participación activa, porque se puede hablar, amar, luchar, caminar, correr, volar, etc., pero en un mundo de ensueño.

Sin embargo, aunque somos conscientes de estas experiencias, esta conciencia no es la misma a la de la vigilia, porque cuando los sucesos de un sueño resultan inverosímiles parece estar ausente en la persona,  la capacidad de crítica o reflexión que existe para cuestionarse esas extravagancias o situaciones,  como lo hacemos al estar despiertos.

Todas las personas sueñas, incluso otros mamíferos como el perro o el gato.

Los seres humanos podrían recordar sus sueños si lo evocan inmediatamente después de despertarse y lo escriben o cuentan a otra persona.  Solamente de esa manera pueden persistir en la memoria.

Sigmund Freud sostenía que los sueños tienen la función de cumplir los deseos reprimidos y por esa razón constituyen el mejor camino para conocer los contenidos inconscientes.

Sin embargo, las investigaciones realizadas durante las últimas décadas han revelado que también se producen visiones en la fase de sueño profundo, pero más cortas y más parecidas a imágenes o pensamientos que a experiencias muy vívidas con un argumento.

Sin embargo, el sonambulismo y las pesadillas se dan solamente durante el sueño profundo (no REM), por lo tanto ya no se considera que el estado REM, de movimientos oculares rápidos sea la única manifestación de estar soñando.

Los sueños nos revelan que aún cuando dormimos, el cerebro puede tener percepciones y conciencia de ellas.

Los sueños aún siguen siendo una gran incógnita; es difícil comprender cómo se puede vivir en un sueño una situación como si fuera real, sin tener el estímulo correspondiente externo.

La percepción también es un fenómeno que se presta a distintas interpretaciones, ya que los ojos por ejemplo, pueden ver pero no percibir un objeto.  Este fenómeno se puede comprobar cuando tenemos ciertas expectativas de una imagen en el cerebro y la realidad no condice con ellas.

Por ejemplo, si estamos buscando algo que creemos tiene  determinadas características, si su forma difiere en algún aspecto podemos llegar a no verlo aunque esté bien visible.

Algunas teorías sostienen que la percepción se basa en los conocimientos previos además de la información sensorial, por lo que en sí misma constituye un acto de inferencia con un sentido propio.

El cerebro tiene un funcionamiento económico y tiende a construir regularidades que producen los hechos, las cuales dejan una huella en la memoria que servirán de hipótesis en situaciones que se asemejan.  De esta manera la actividad neuronal descansa.

Estos estudios nos permiten comprobar hasta qué punto la subjetividad interviene en la percepción y en qué medida puede influir en la creatividad y en la forma de ver el mundo.

Fuente: “Mente y Cerebro”;  “Estados oníricos y conciencia”; Christof Koch, Instituto de Tecnología de California.