Virtudes y defectos


"A medida que el amor se hace más profundo, empiezas a aceptar a la persona tal y como es y dejas de intentar cambiarla" Osho.


La virtud que más se necesita para las relaciones personales es ser capaz de aceptar al otro como es; y el defecto más destructivo es la mentira.

Todos tenemos virtudes y defectos pero si aceptáramos a los otros como son, sin tratar de cambiarlos,  y si nunca mintiéramos, habría menos dolor y sufrimiento y el mundo sería otro.

Tal vez hasta no habría más guerras, porque se podría ejercer el derecho de pensar,  creer y vivir como uno quiere y de ser quien uno es.

Los conflictos bélicos que aún subsisten son de índole religioso, o sea la pretensión de obligar a la gente a creer en determinada religión, a cumplir determinados rituales, a adoptar las mismas costumbres, a perseguir las mismas metas.

El deseo no manifiesto es ser los dueños de la verdad y asegurarla por medio de la fuerza, porque necesitan sentirse apoyados, que les den la razón, que todos piensen los mismos para así poder disipar todas sus dudas.

Pero las dudas en esta vida son inevitables, Las dudas nos obligan a reflexionar y a cuestionar lo establecido y las que nos permiten descubrir cosas nuevas.  

Si no tuviéramos dudas,  estaríamos condenados a no cambiar, no habría desarrollo ni crecimiento y todo sería igual.

La virtud es la fuerza, el vigor y el valor que nos permite superar nuestras dudas y la que guía nuestros pasos para poder obrar con integridad, fieles a nuestros valores.

Para Sócrates y Platón la virtud es poder comprender racionalmente el fin y los medios hacia donde se dirige la acción; en tanto que para Aristóteles, la virtud es el punto medio entre dos vicios.

A partir de Aristóteles se comienza a destacar en la virtud el poder de la voluntad y de la inteligencia. Kant, por ejemplo, la define como la fuerza moral para obrar de acuerdo a los principios del deber. 

Las virtudes para la religión son la fe, la esperanza y la caridad y el objeto directo es Dios.

La prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza son las virtudes que sostienen, elevan y perfeccionan la vida moral del hombre.

Los defectos humanos surgen debido a la ignorancia, a la ambición, a la dificultad para adaptarse a los cambios, a la falta de valores y de dominio de uno mismo,  lo que genera mecanismos de defensa no adaptativos y favorece el aprendizaje de malos hábitos que son los que dificultan las relaciones.

Todos tenemos defectos porque no somos dioses sino humanos,  pero también tenemos una conciencia que nos impulsa naturalmente hacia el bien.  Los defectos son las consecuencias que produce ignorar la conciencia.

Tenemos que aprender a desarrollar las virtudes y a tolerar los defectos, porque somos todos perfectibles pero ninguno es perfecto.

La mentira hiere los corazones y termina con las relaciones,  pero el problema es que la verdad duele.  Por eso, algunos prefieren vivir en la mentira antes de enfrentar una verdad dolorosa y de esa manera, eligen convertirse en los protagonistas de una tragedia.

Malena