El
dolor es inevitable, porque aunque todos sabemos que en esta vida tendremos que
atravesar por momentos difíciles, aceptar pérdidas, experimentar frustraciones y aprender a
seguir adelante a pesar de todo, haremos siempre lo posible para superarlo;
pero el sufrimiento no es necesario.
El
sufrimiento es regodearse en el dolor, estancarse en él, sentirse víctimas y dejarse
llevar por la desesperación; creer que es una experiencia personal que no se
merece, fruto de una situación inesperada y única.
Todos
tenemos la misma fuerza para enfrentar la vida pero no todos la utilizan para
avanzar a pesar de los obstáculos y son muchos los que se quedan en el camino lamentándose
y sufriendo su derrota inútilmente.
La
queja es aceptar sufrir inútilmente, porque no conduce a nada, sólo la acción
hace que el dolor y la frustración que se experimentan se reviertan y que ese
sentimiento doloroso tanto físico como emocional vivido sea útil y se
transforme en esperanza.
Basado
en una minuciosa observación durante largos años, esto es lo que intenta
transmitir Mario Javier Vaena, periodista y escritor, a través de sus libros de superación personal
“Construye tu fuerza” ( la clave para dirigir tu vida) y “Reinventa tu vida” (
cómo tomar mejores decisiones); y del programa televisivo “Sobre la vida y los
sueños” que proyecta canal 26 después de
las doce de la noche.
Vale
la pena escuchar o leer sus conceptos en esta época que se caracteriza por la
falta de coraje para enfrentar los distintos desafíos de la vida y por la
tendencia a transitar el camino fácil, eludiendo responsabilidades y
compromisos.
Sin
embargo, la inacción no les proporciona ninguna gratificación sino que se
convierte en un sufrimiento inútil, el dolor permanente de renunciar a sí mismos.
Vaena
trata de indagar sobre cuál es el comportamiento humano más efectivo para
atravesar las distintas circunstancias de la vida, para lograr vivir mejor.
Distingue
tres formas básicas de comportamiento:
El
resignado, el resentido y el luchador.
El
resignado, es el que baja los brazos antes de que se produzcan los
acontecimientos, el que no intenta nada, el que se da por vencido antes de
empezar y que para no sentir el dolor de la frustración elige sufrir
inútilmente.
El
resentido, es el que proyecta la culpa y el odio de su frustración en los demás
y en el momento histórico que le toca vivir; el que se queja de sus
circunstancias, sus condiciones y sus limitaciones.
El
luchador es el transformador, el que elige la acción, el que puede seguir creciendo
desde sus condicionamientos, el que es capaz de superar el dolor y los
obstáculos, guiado por la esperanza, es el
que elige el camino difícil y se atreve a enfrentar el potencial peligro que
significa cualquier desafío.
Si
se elige el camino fácil de la no acción no podrán eludir el sufrimiento inútil
que produce la falta de confianza en sí mismos, ni el miedo al futuro.
La
acción es lo único que nos puede liberar de la depresión, del sentimiento
permanente de fracaso, de la idea del vacío de la existencia.
Malena
Más
información: “Construye tu fuerza”; y “Reinventa tu vida” de Mario Javier
Vaena.
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Hola, Malena :) La acción es buena para no estancarse. Hay que hacer amigos y amigas.
ResponderEliminarY sonreir a la vida. Yo estoy en esa filosofía. A veces, me sale, a veces, no.
Es cuestión del resentimiento. Si estás resentido con los demás, no puedes darles amor.
Estoy hablando con gente en la calle, ahora. Gente de mi barrio. Mujeres mayores, pibes de mi edad, chicas jóvenes...
Me quedo hablando con ellos/as veinte minutos o algo así. Ayer por ejemplo.
Hace veinte años eso era muy difícil para mí. Tenía miedo a la gente. Que me dijeran "¡no!", que me trataran mal... y mira que pocos lo hacían, eso... Durante el brote psicótico sí creía que se metían conmigo. Que hablaban de mí en la calle a mi alrededor. No sabía que la vida era bonita. (Y que también hay lados oscuros; amigos/as envidiosos, droga...). Pero la vida es bonita. Ahora lo veo más. Hay que pararse y escuchar a la gente. El que dá amor, recibe amor.
Y quien tiene dinero, le saluda mucha gente. Algunas son sinceras/os, otras/os son interesadas/os... hay que saberlos distinguir.
Una vez, un chico de unos cuarenta años me saludó delante del local de la ferretería cuando salía de él, me saludó como si tuviera un altar en su habitación con mis fotos.
Y, ¿qué es? Interés.
El que tiene dinero, hay gente que lo saluda y se hace su amigo por dinero. También los hay sinceros/as.
Es raro, en mi vida, que las personas que han venido envidiosas e ¿interesadas? les he dedicado tiempo en mi pensamiento. Cuando es mejor tenerlas lejos.
¡Qué duele el desengaño! Cuando hacen que te quieren, es falsedad, y te dás cuenta.
Hola Pablo, no podemos vivir a la defensiva, es mejor ser espontáneo y hacer lo que uno siente en el aquíi y ahora sin prejuicios y no tener tantas expectativas ni pretender que todo el mundo nos quiera. saludos, malena
ResponderEliminarHola, Malena :) Me sale ser espontáneo a veces. Estoy en proceso de cambio. Estar más tiempo entre gente es bueno, sobre todo si es gente buena. ...ya salí con lo mismo, ¡verdad?
ResponderEliminarParece que hago más hueco en mi pensamiento a la gente que me ha hecho daño, que a la que me ha hecho bien.
Creo que es que cuando uno se siente querido, vé lo bueno que le hicieron. y cuando se siente abandonado, vé lo malo.
Hola Pablo, no te olvides que los demás son reflejos de uno mismo y si tu no te aprecias ningún otro te podrá apreciar. saludos, malena
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