Los viajes extracorpóreos son posible y; aunque aún
pertenecen al terreno de las experiencias particulares de
personas con condiciones especiales, o que viven determinadas circunstancias
límites; también pueden experimentarlos quienes
tengan suficiente interés y el necesario entrenamiento.
San Antonio de Padua fue un sacerdote portugués,
perteneciente a la congregación de los monjes agustinos; pero en Italia conoció
a San Francisco de Asís, quien lo motivó a ingresar en la orden de los
franciscanos.
Este santo, que realizó muchas obras, tanto humanas
como literarias y religiosas; tenía el poder de bilocación, o sea que podía
abandonar su cuerpo físico a voluntad y manifestarse materialmente en cualquier
otra parte.
Sus propios monjes fueron testigos de este fenómeno,
mientras oficiaba una misa en una iglesia de Limoges, cuando recordó que había
prometido estar presente esa misma mañana en otra iglesia.
De inmediato se arrodilló, y cubriendo su cabeza y
sus manos con su túnica, se desdobló y apareció en la otra iglesia, tal como lo
había prometido.
Las personas de elevado nivel de espiritual, aún no
siendo religiosas, también pueden desdoblarse y viajar fuera del cuerpo, como por
ejemplo el místico Emanuel Swedemborg, autor del libro “Cielo e infierno”, cuya
capacidad para desdoblarse y viajar fuera del cuerpo fue reconocida por reyes y
científicos.
En Segovia, el caso de Sor María de Agreda, que
también lograba desdoblarse para evangelizar a los indios de México, es igual
al de la asceta británica Teresa Higginson, que más tarde se dedicó a difundir
la palabra de Dios entre los indígenas del centro de África, sin moverse de
Inglaterra.
Los numerosos yoguis y swamis de la India también
tienen el poder de bilocación con fines curativos y otros prodigios.
Personalmente conocí a un hombre retirado de un alto
cargo en la Marina, digno de crédito y para nada fanático religioso, que fue
testigo de la bilocación del fallecido líder indio Sai Baba, que se presentó en
persona ante él para ayudarlo a recuperar su salud.
Dostoievsky y Edgar Allan Poe, afirmaron haber visto
a su doble, y lo mismo le ocurrió a Guy de Maupassant, quien aseguró que su
doble le dictó varias páginas de su obra.
Goethe, también logró ver a su doble en la calle y
también pudo ver al doble de un amigo en ropas de dormir durante una tormenta, quien a su vez lo vio a él en sueños de la
misma forma.
Todos ellos se vieron a sí mismos fuera de sus
cuerpos y pudieron tomar conciencia que la realidad física no es la única
verdad de la existencia.
Malena Lede – Psicóloga
Fuente: “El viaje astral”; Edgard de Vasconcelos.
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