LA ACEPTACIÓN - Psicóloga Malena Lede

Estación de Metrobus Plaza Italia (Buenos Aires)
Foto de Malena

Es común que todos nos aferremos a nuestros deseos y planes y que todo lo que ocurre, si no coincide con esos proyectos siempre nos parecerá mal.

La aceptación de las cosas de este mundo que nos parece que están mal debería ser espontánea y por comprensión, no por obligación.

Por no aceptar quienes somos vivimos la vida comparándonos con los demás, sintiéndonos inferiores e intentando ser alguien más.

Somos individuos únicos y hay que aprender a aceptarlo. Jamás hubo ni habrá otro igual que  nosotros porque esta existencia nos brinda una individualidad absoluta.

Celebremos ser quienes somos y que nadie pueda reemplazarnos porque el que lo intente nunca podrá ser igual.

Muchos supuestos grandes hombres de la historia tenían complejo de inferioridad.  Napoleón Bonaparte hubiera querido ser más alto ya que sólo medía un metro sesenta y todos los que lo rodeaban eran más altos que él.

Por lo general, la gente que ha trascendido en la sociedad tanto en el pasado como en el presente es gracias a esa motivación, querer ser otro, más alto, más grande, más atractivo, más importante.

Si cada uno acepta ser quien es y descubre su talento particular creativo podrá ser feliz sin que las grandes masas lo conozcan.

Para ser alguien especial hay que hacer muchas concesiones, dejar de ser quien se es para parecerse más a la imagen que fabrican los creadores de imagen, vender su alma al diablo, hacer las locuras que exige la mayoría, superar las expectativas, esforzarse para ser otro hasta la extenuación.

El hombre sano es el que puede disfrutar de su propia naturaleza y no pretende ser otro.

Las personas más ricas y poderosas nunca son las más felices ni tampoco suelen regocijarse con sus fortunas; al contrario esa riqueza suele ser una pesada carga difícil de llevar y también de mantener.

Los ricos tienen que hacer grandes esfuerzos para no perder sus fortunas de manera que están 
obligados a pensar siempre en incrementarlas, a arriesgarse haciendo negocios que no les brindarán más que dinero pero que no les garantizarán sentirse plenos ni satisfechos. 

Fuente: "Creer en lo Imposible antes del desayuno"; "La experiencia de la auténtica realidad." Osho.