(Foto de Malena)
¿Por qué tanta
gente se desvive por ser famosa, reconocida por sus logros, requerida por los
medios de comunicación, ensalzada, alabada y por llegar a ocupar un lugar de
privilegio en la sociedad; teniendo en cuenta que esta posición la priva de su
libertad, de circular libremente, de tener
su intimidad a salvo y que además, la obliga a vender su alma al diablo para mantenerse.
Una de las
motivaciones más importantes obviamente es ganar dinero pero me pregunto ¿a qué
precio?
Dinero se puede
hacer haciendo muchas otras cosas que no exigen estar en una vidriera
constantemente soportando la carga pesada que significa ser popularmente
conocido; perseguido por fanáticos que
lo consideran un dios y capaces de destrozarlo para llevarse un recuerdo.
Vemos que cada día
surgen nuevas figuras que se hacen famosas principalmente a través de la
televisión, medio por excelencia para
acceder a la mayor cantidad de público, no tanto por sus condiciones o
habilidades, sino por su incansable afán de llegar a ser reconocidos.
Es cierto que en la
televisión se puede hacer mucho dinero, pero también es cierto que la fama es
como una tormenta de verano, que así como llega tiende a disiparse en poco
tiempo, más si se trata de gente que una vez que ha explotado sus escasos
recursos es incapaz de renovarse y crecer.
Los dueños de la
fama atrapan y a la vez fagocitan, aprovechan de las personas lo que les
resulta rentable y luego las dejan de
lado cuando aparece un nuevo filón supuestamente con mayor potencial.
Esta desesperación
por el estrellato puede ser debida a un problema de identidad; o sea a la
necesidad exacerbada de ser reconocido por muchos para poder valorarse, aceptarse
y amarse, pero también debida a una gran ambición personal no siempre bien
fundamentada.
El mundillo del
espectáculo es como el de otras artes; personas que trascienden de buenas a
primeras porque vendieron miles de copias de un disco, o porque escribieron un
libro, pintaron un cuadro, u ocuparon un cargo político, sin que existan
verdaderas razones para ello.
El mundo necesita
personajes para exhibir y ser imitados, porque puede existir detrás de cada uno
de ellos la posibilidad de generar una cadena de eventos millonarios.
Y así, como
luciérnagas, se van prendiendo y apagando los personajes creados por la
publicidad que por lo general logran mantenerse a duras penas, siempre que
accedan a ser manipulados e introducidos en la máquina de picar carne.
De la fama casi
siempre suele no quedar nada, porque es un juego peligroso que no permite hacer
otra cosa y si se trunca, sólo queda la frustración de haber perdido el tiempo
persiguiendo un sueño.
También es cierto
que existen personas con auténticos méritos, que no siempre tienen la suerte de
encontrar a alguien que se interese por ellas; porque es verdad que para llegar
a algún lado en este mundo, más que
méritos, hay que conocer a las seis
personas influyentes que ineludiblemente se necesitan para lograr el éxito, que
solamente si es genuino durará mucho tiempo.
Publicar un comentario
Muchas gracias por participar de este espacio!