Si fuera tan fácil deshacerse definitivamente de un matrimonio infeliz, en el mundo quedarían muy pocas parejas unidas.
Es que de pronto las personas se encuentran frente a la penosa disyuntiva de continuar siendo infelices con sus parejas o enfrentar las lamentables consecuencias de una separación.
No se trata solamente de soportar malos tratos, diferencias en cuanto a la administración del dinero, problemas de alcoholismo, drogas o infidelidad sino también de tener que enfrentar los importantes gastos que demandan una separación y eventualmente un divorcio.
Por eso, lo mejor es intentar analizar de modo imparcial cuáles fueron los motivos reales que contribuyeron a destruir el vínculo; porque en una relación de dos personas, en mayor o menor medida ambos son responsables de haber llegado a esa situación sin retorno; y siempre será menos cruento y más económico evaluar si todavía es posible intentar una reconciliación.
Son muchos los motivos que pueden provocar la ruptura de una pareja y aunque parezca que los sentimientos son los que están en primer lugar, a la hora de llegar a un acuerdo, después de haber tenido hijos y de haber convivido durante muchos años, un factor importante de discordia puede ser el dinero.
Cuando no alcanza o cuando sobra, en qué gasta cada uno, cómo y quién lo administra, si trabajan los dos, si consultan sus decisiones, en definitiva si hay respeto mutuo y cada uno no ve al otro como otro sino como la prolongación de si mismo.
Por otro lado, hay que saber que tanto el divorcio como la pérdida del trabajo son las experiencias que producen mayor estrés y representan el primer factor de riesgo de sufrir un infarto.
Quien se queda con los amigos, o con esto o lo otro, quien mantiene a quien, dónde van a vivir por separado, quien se queda con los hijos, qué hacer con la amenaza de perder el standard de vida que tenían viviendo juntos y cómo enfrentar el temor a quedarse solos y a envejecer.
Frente a una situación de separación conyugal las peleas se multiplican porque de pronto se trata de que ambos, por separado, intentarán defender su patrimonio individual y se disputarán bienes comunes como si fueran sólo propios.
A pesar de todo, siempre es posible recuperar una relación aunque parezca destruida.
A veces hacer un paréntesis y darse un tiempo para estar solos es suficiente para que ambos se den cuenta de lo importante que son el uno para el otro, que extrañan hasta sus peleas, que se necesitan, que no saben qué hacer sin su pareja y lo difícil que resulta tener que arreglarse solos para todo.
Alejarse, tomar distancia, permite ver mejor las cosas que antes estaban tan cerca pero que a la vez los abrumaba y les impedía ser felices.
Toda toma de decisión tiene que ser equilibrada y lo ideal es elegir la opción que tenga el menor costo y que asegure que los dos ganen algo y ninguno pierda demasiado
Hay motivos más serios que pueden justificar en mayor medida una separación, como los problemas de alcoholismo o del consumo de drogas, la infidelidad o los malos tratos. Aunque estas causas, por lo general podrían llegar a controlarse con una terapia de pareja también exigen mucha voluntad y tolerancia de ambas partes..
Malena Lede
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