El esfuerzo en esta vida es necesario para lograr cualquier propósito y también para no caer en la mediocridad si es que se elige seguir la ley del mínimo esfuerzo; ya que es muy difícil obtener lo que se desea sin ocuparse debidamente de ello.
El que quiere sentirse cómodo siempre y no está dispuesto a esforzarse para alcanzar sus metas, es probable que fracase en todos sus intentos, que no termine sus estudios, que no logre mantener mucho tiempo un trabajo, que termine teniendo una vida desordenada y hasta que se involucre en negocios turbios para poder ganar el dinero que necesita.
Por eso es importante conocerse bien, para saber la tarea por la que se siente mayor inclinación, y se se puede lograr hacer mejor que otros, y así dedicarse sin ninguna duda de lleno a ella.
Esforzarse para hacer algo bien es el mejor entrenamiento para lograr perfeccionarse en una tarea específica, porque si sólo se hace lo justo e imprescindible se estarán limitando las posibilidades de alcanzar estabilidad laboral, buenos ingresos y oportunidades de progreso.
Por lo tanto, el esfuerzo dirigido a la acción rendirá finalmente sus frutos y además reportará el consecuente reconocimiento
Existe mucha gente que disfruta de su trabajo aunque le requiera realizar algún tipo de esfuerzo y que cuando carecen de esa ocupación cae enferma. Porque el trabajo bien entendido es algo esencial en la vida de todo ser humano, ya que no sólo brinda la oportunidad de ganarse la vida decentemente sino que también puede ser la fuente de grandes satisfacciones.
No se necesita llegar a perder la salud para hacer un trabajo, sólo se trata de hacer siempre un poco más de lo justo, sentir que lo que se gana se merece con creces, que se es capaz de alcanzar una buena reputación por ello.
Sólo cuando se haya logrado la alineación con los objetivos genuinos y se haya emprendido el verdadero camino ya no será necesario el esfuerzo porque el trabajo se transformará en una fuente de pleno goce y satisfacción, con la completa convicción de que se está haciendo justamente lo que es justo para sí mismo y no otra cosa.
Todos dejan su propia huella en el mundo, que en definitiva será el resultado de quiénes han sido, de cómo han vivido y de todo lo que han hecho para su propio bien y el de otros.
Nada cae en saco roto, lo bueno, lo malo, lo feo, lo lindo, lo que enorgullece y también lo que avergüenza y todo aquello que se reconoce haber vivido. Tal vez puede que todo quede anotado en algún registro y pueda servir para que el alma siga su camino sin tropiezos o esté destinada al eterno retorno hasta lograr aprender lo que no ha aprendido.
Malena Lede
Publicar un comentario
Muchas gracias por participar de este espacio!