CAPITULO I
LA EVOLUCION
Muchos son los que se preguntan cómo surgió el cosmos, si
existió siempre; si tuvo un comienzo y
si tendrá un final; por qué toda la
realidad es como es; por qué en la
naturaleza se cumplen ciertas leyes.
La ciencia acepta actualmente la teoría de
que el universo que conocemos surgió de una gran explosión inicial, o sea que ha
tenido un principio hace miles de millones de años; y según nuevas observaciones astronómicas se
afirma que está en expansión.
Todavía no existe una teoría unificada del
universo, porque a partir de la física cuántica, que estudia los fenómenos que
ocurren en la realidad de lo infinitamente pequeño, se introduce en la ciencia un elemento aleatorio,
que no existe en la ciencia que conocemos, que nos ha permitido comprobar la
existencia de ciertas regularidades física, que hacen posible que se puedan predecir acontecimientos con bastante
exactitud.
La naturaleza nos muestra cómo han
evolucionado los seres vivos, dotados de
un sistema inmunológico capaz de mantenerse a salvo del ataque de virus y
bacterias, con la capacidad de adaptarse al medio por selección natural.
Los primeros homínidos se fueron
transformando lentamente para poder sobrevivir hasta convertirse en homo sapiens, cuya complejidad, funcionamiento
e inteligencia le permite superar a cualquier otra especie en este planeta.
La mujer y el hombre modernos han sido capaces
de caminar erguidos, de liberarse de los instintos, de cambiar la naturaleza, de tener conciencia
de sí mismos, de preguntarse quiénes son, dónde están y hacia dónde van, de
desarrollar una cultura, de crear las ciencias y los símbolos.
Pero el origen de la vida desde el punto de
vista científico, aún sigue siendo un gran misterio y el deseo de revelar ese
misterio y darle un sentido a la existencia,
ha impulsado a los seres humanos
en todas las épocas a buscar respuestas filosóficas y religiosas..
Así, las
religiones dan una respuesta creacionista para explicar el origen del hombre; atribuyendo la
realidad que conocemos al poder de un Dios creador; y hay que reconocer
que si nos atenemos a la innegable perfección y complejidad de la naturaleza y su
maravilloso funcionamiento, resulta
difícil negar la existencia de un poder superior, capaz de ordenarlo todo.
La teoría de Charles Darwin (1809-1882),
sobre el origen del hombre, se opone al
creacionismo y adjudica ese poder a la ley de la evolución.
Todo organismo viviente tiene la capacidad de
evolucionar gracias a un poder natural
que lo impulsa a elevarse de un estado más simple a otro más complejo y
perfecto para poder adaptarse al medio.
Charles Darwin, (1809-1882). extraordinario
naturalista británico, célebre por su obra “El origen de las especies”, (1859),
realizó investigaciones de campo en el hemisferio Sur, principalmente en el
Archipiélago que incluye la Isla Galápagos
y pudo constatar que las especies animales tenían características diferentes
según el medio en que se encontraban, o sea que se habían adaptado para
sobrevivir en función de su entorno, llegando a la conclusión que todas las
especies, incluso los humanos, eran entidades en continua evolución,
contrariando así a las teorías creacionistas de las distintas religiones.
Según este notable naturalista, existe un
mecanismo biológico, según el cual, cuando las especies se extinguen, surgen
otras nuevas por selección natural, fortalecidas por una continua
transformación, que a veces es por azar.
Siguiendo a Darwin, la selección
natural, produce invariablemente la
extinción de formas de vida menos perfectas que se transforman en otras con
caracteres distintos que facilitan su adaptación a los cambios, debido a la
acción mecánica de los fenómenos biológicos; siendo la lucha por la existencia la que
selecciona a los individuos más aptos hasta formar una nueva especie.
La pandemia enfrenta a la humanidad a un nuevo desafío y en tiempo record ya se
han logrado desarrollar eficaces vacunas y se ha fortalecido el sistema
inmunológico de los individuos, reduciendo drásticamente la pérdida de vidas.
Los virus son partículas de código genético, encapsuladas en una vesícula de proteína, que pueden ingresar al organismo a través de
las mucosas y alojarse en las células, pero no puede replicarse por sí solos,
porque necesitan un anfitrión.
De hecho tenemos
millones de virus en el cuerpo que no se reproducen porque el cuerpo tiene un
sistema inmunológico con muchas generaciones de experiencia y además cuenta con
la ayuda de la ciencia,
Históricamente, hemos sido capaces de
sobrevivir a devastadoras epidemias; que incluso sin vacunas fueron
desapareciendo después de no más de tres años, pero también la humanidad ha sufrido
grandes cataclismos, sangrientas guerras, largas hambrunas, despiadados
fenómenos meteorológicos, tsunamis, la
furia de muchos volcanes y la voracidad
implacable de grandes incendios; sin contar con los modernos recursos que
existen ahora para defendernos.
Comparado con estas atroces calamidades; esta
pandemia no logrará doblegar el espíritu humano en este momento de la evolución.
El corona virus finalmente dejará de
afectarnos cuando se alcance la inmunidad de rebaño, gracias al poder de la naturaleza y a
la ciencia, y deje de ser un riesgo para la vida humana; tal como sucede con
los millones de virus que existen en el cuerpo.
El mundo en que vivimos es dinámico y todas
las especies han evolucionado para adaptarse a los cambios mediante un
desarrollo constante, armonioso y lento en el cual hasta los cataclismos parecen
haber sido necesarios de alguna manera para evolucionar.
Puede que la adversidad sea la que nos impulse a superar todos los obstáculos y de esa forma nos obligue a elevar nuestra conciencia.; para que después del hombre pueda surgir por fin una nueva especie humana con una conciencia superior.
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Muchas gracias por participar de este espacio!
Ver Comentarios
Muy buen comienzo Male!!!
ResponderEliminarSigamos esperando los nuevos capítulos!!
Buenísimo!!👏👏👏
Buenas noches, Malena! Que tal? Espero que bien! Aquí en España no se usa la mascarilla el barbijo en exteriores a menos que haya personas muy cerca. En interiores es obligada. Menos en el coche y en la casa que pocos se la ponen. En el coche lo veo yo. Solo los taxistas se la ponen. Y en mi casa las visitas. Aunque solo me visita mi novia. Sin mascarilla. Ponérsela es tontería, si nos besamos y tal.
ResponderEliminarBuena noche!
Saludos cordiales.
Pablo Manuel
hola Pablo, justo mi seguidor más antiguo me dice que no va a leer mi libro, no lo puedo creer, y yo que me esmero para llevar un mensaje de esperanza y darle a la gente la oportunidad de saber más sobre muchas cosas. No pierdo la esperanza que cambies de idea, sigas siendo fiel a este blog como siempre lo has sido y leas el libro. Saludos, malena
ResponderEliminarHola, Malena! Qué tal?
ResponderEliminarImagino que me expresé mal. Porque yo quiero leer tu libro. Si no es un día es otro. Cuando lo lea.
Buen día 🙂
Pablo Manuel