Este trastorno se
caracteriza por la desregularización emocional, por el pensamiento polarizado y
por las relaciones interpersonales caóticas.
Los sentimientos de
vacío, la falta de control de impulsos y las disfunciones cognitivas provocan
serios resultados tanto clínicos como sociales; influyendo también en el estado
de ánimo, en la conducta, en la identidad y en la percepción de sí mismo.
Este es el
trastorno de la personalidad más común que padece hasta un 1,8% de la población
general y en mayor proporción las mujeres y que por sus características hace
difícil su tratamiento.
Los principales
síntomas clínicos son:
Hipersensibilidad
- Grandes cambios en las reacciones y en la afectividad.
- Comportamientos autodestructivos serios
- Impulsos agresivos
-
Inestabilidad
e impulsividad de las relaciones
-
Intensa
ansiedad y síntomas disociativos
Ideas persecutorias
El principal
síntoma de esta afección es la inestabilidad afectiva y otro síntoma
característico es la extrema sensibilidad, principalmente frente al rechazo.
Las técnicas de
imágenes apoyan la hipótesis de que se trata de una patología cerebral con
compromiso de los circuitos frontales y límbicos. Pero también las investigaciones han
detectado indicios biológicos que sugieren la existencia de un factor genético
para el desarrollo de esta enfermedad.
Afortunadamente
existe tratamiento farmacológico eficaz para tratar los síntomas que presentan
escasos efectos secundarios; así como también resulta beneficiosa la
psicoterapia.
Malena Lede –
Psicóloga
Fuente: "Tratado de Psiquiatria" - Henry Ey; P. Bernard y Ch. Brisset
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