El
alcoholismo es una adicción con características propias bien definidas.
Para
un alcohólico, beber es lo más importante de su vida, a pesar de los trastornos
graves que esto le provoca. Bebe en
determinados momentos del día y es capaz de aplazar o cancelar compromisos
serios para hacerlo.
El
alcohol es una sustancia que provoca un aumento de la tolerancia, o sea que a
medida que pasa el tiempo se necesita beber más cantidad para sentir el mismo
efecto.
El
aumento de la tolerancia también produce malestares debido a la abstinencia,
como temblores, insomnio, ansiedad y confusión, e incluso dolores, síntomas que
se transforman en el mayor motivo para tomar, pero aumentar la ingesta de
alcohol agrava las consecuencias.
Si
un alcohólico trata de beber menos puede sentir una mayor necesidad de consumir
alcohol que lo impulsará a terminar no solamente unas copas sino toda la
botella.
Toda
adicción produce un conflicto interno, por un lado, la necesidad de beber
alcohol, y por otro el deseo de dejar el hábito por los trastornos que provoca.
Un
alcohólico puede lograr dejar el alcohol por un tiempo, cuando se da cuenta que está perdiendo el
control, pero por sí solo difícilmente logre abandonar su hábito por completo ;
porque lo más probable es que vuelva a caer en su adicción.
Los
alcohólicos, por lo general tendrán problemas en el trabajo, con sus amigos y
con su familia y no es raro que también los tengan con la policía, porque se
vuelven violentos y pierden el control de sus actos.
El
alcoholismo es la adicción más difundida en el mundo, porque es de fácil acceso
y está favorecida por la cultura, las
reuniones sociales, las fiestas, las ceremonias religiosas y por todas las
ocasiones en que la gente se reúne para celebrar algo.
El
alcoholismo es una enfermedad crónica, metódica y degenerativa porque destruye
todos los órganos.
En
una serie de conferencias realizadas por el investigador E. M. Jellinek, en la
Universidad de Yale, basadas en estudios realizados a más de dos mil
alcohólicos, este científico pudo determinar cuatro etapas en el desarrollo de
la adicción al alcohol.
La PRIMERA
ETAPA es cuando el individuo siente que el alcohol disminuye su cansancio y su
tensión.
Para
conseguir ese estado de relajación, durante los dos primeros años posteriores, la
persona adquiere el hábito de beber todos los días y adquiere una mayor
tolerancia al alcohol.
La SEGUNDA
ETAPA se instala cuando el sujeto comienza a experimentar algunos baches en su
memoria intermedia, por ejemplo el olvido de una parte de los sucesos ocurridos
el día anterior antes de ponerse a beber.
En
ese momento el individuo advierte que su hábito está en un nuevo nivel y
comienza a relacionar el estrés o la culpa con la bebida, pudiéndose sentirse
obligado a beber a escondidas.
La TERCERA
ETAPA, según Jellinek, es cuando el bebedor pasa de una ingesta de alcohol
controlada a un comportamiento descontrolado.
En
esta etapa, que puede durar dos años, los individuos amanecen con una copa y terminan el día bebiendo, sin embargo, aún
pueden ser capaces de mantener su trabajo y de funcionar en sociedad, pero es
cuando sus relaciones familiares se comienzan a deteriorar.
A esta
altura, el alcohólico beberá ni bien experimente cierta tensión y hasta
provocará discusiones para justificar tomarse un trago.
La CUARTA
ETAPA de un alcohólico es la fase crónica de un adicto, que se caracteriza por permanecer
durante largos períodos de tiempo en estado de ebriedad.
En
esta etapa, la abstinencia produce síntomas muy dolorosos. Aparecen trastornos graves de salud física y
mental y serias dificultades con las relaciones personales y profesionales, y aumenta
el riesgo de situaciones de violencia y de hechos policiales.
En
este nivel, la tolerancia al alcohol disminuye y una pequeña cantidad de
alcohol es suficiente para terminar ebrio.
A
algunos alcohólicos, el hecho de haber caído tan bajo les provoca gran
desesperación y la sensación de estar en el infierno, hasta que de pronto, en
forma inesperada pueden llegar a tener una experiencia mística, como si por fin
hubieran encontrado el camino que buscaban.
Esta
experiencia espiritual, ( no hay que olvidar que alcohol en latin significa “spiritus”,
palabra que designa tanto un estado
elevado de conciencia como al veneno de la bebida alcohólica), puede ser tal vez la única salida definitiva
de esta adicción; tal como afirma William James, en su libro “Las variedades de
la experiencia religiosa”, cuando dice que la verdadera cura para el alcoholismo
es aferrarse a la religión en forma apasionada y transformar su vida
drásticamente.
Fuente:
“Vencer las adicciones”; Deepak Chopra.
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