Publicado el 2013/05/09 por Psicóloga Malena Lede
Efectos neurobiológicos de la meditación
Ciencia y espiritualidad parecen dos polos opuestos, sin embargo, los neurocientíficos están registrando los beneficios neurobiológicos que produce la meditación, como por ejemplo el aumento de la concentración y la mejora de la atención.
Se ha comprobado que meditar con regularidad modifica la actividad neuronal , cambia los canales de la percepción y de la atención, favorece el control emocional y fortalece zonas cerebrales relacionadas con la empatía y la compasión.
Estudios realizados a monjes budistas revelan que sus cerebros funcionan en forma diferente y tienen estructuras distintas, comparados con personas no entrenadas en estas disciplinas espirituales.
Los científicos actualmente se concentran en la investigación de los efectos de la meditación sobre el manejo de las emociones y la memoria.
Por ejemplo, la contemplación interior parece producir un beneficio en la concentración visual o sea que los voluntarios entrenados en contemplación pueden ver aparecer estímulos inesperados que otros no entrenados no ven.
La meditación ayuda a mantener la capacidad de atención en la vejez, según estudios realizados por el equipo de la psicóloga Sara van Leeuwen, de la Universidad Goethe y científicos del Instituto Max Planck para la investigación del cerebro.
La meditación trata de evitar las cavilaciones de la mente sobre el pasado y el futuro concentrándose en el aquí y ahora; y ejerce efectos tranquilizantes.
Las continuas cavilaciones pueden producir miedos habituales que se pueden llegar a consolidar y transformarse en pesadas cargas, dando lugar a estados de ánimo depresivos y trastornos de ansiedad.
La meditación no solamente ayuda a controlar las emociones negativas, como el miedo, el enojo y la tristeza, sino también puede reforzar los sentimientos positivos, como la bondad y la compasión.
La plasticidad neuronal hace posible que se altere la estructura y el modo de funcionar de determinadas zonas del cerebro mediante el esfuerzo físico intenso, como por ejemplo la práctica de tocar un instrumento hace que se activen las regiones cerebrales sensoriales y motoras que se necesitan para esa actividad, que se desarrollen conexiones entre las células nerviosas y que se originen nuevos circuitos.
De la misma manera que el esfuerzo físico, el entrenamiento mental cambia la estructura del cerebro.
La meditación Vipassana es una alternativa eficaz de la gimnasia mental, transforma el cerebro y hace que las personas sean diferentes.
La técnica de imágenes cerebrales revela que si se medita regularmente aumenta la densidad de neuronas en la zona del hipocampo, que es la parte del sistema límbico que favorece los procesos vinculados con la memoria y que también se relaciona con las reacciones emocionales.
Malena
Fuente: “Mente y Cerebro”; julio/agosto 2012; “La meditación refuerza la mente”; Dieter Vaitl, catedrático emérito de psicología clínica y fisiológica de la Universidad de Giessen y director del Instituto Bender de Neuroimagen (BION).
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