Los
científicos Cristina M. Gómez y Christophe Boesch, pertenecientes al
departamento de Antropología Evolutiva del Instituto Max Planck de Alemania, realizaron
un estudio de campo en el parque Nacional Taj, en Costa de Marfil, África, para
investigar la conducta de los chimpancés en estado salvaje.
Los
resultados revelaron que las hembras de chimpancé prefieren aparearse, en doble
proporción, con los machos que comparten con ellas su alimento, lo que llevó a
los investigadores a inferir que existe una forma de comercio sexual instintivo entre
estos animales, con el fin de
procrearse.
Muchas
son las hembras que no participan de la caza porque les produce mucho desgaste
físico y pueden lastimarse.
Al
no ser capaces de autoabastecerse, estas hembras esperan que los machos las
provean, de modo que cuando los machos vuelven de la cacería con sus presas, son aceptados sexualmente a cambio de alimento.
Las
investigaciones revelan que los chimpancés tienen la capacidad de recordar el
pasado y de utilizar esa experiencia en el futuro, lo que hace posible una conducta más adaptativa en el presente.
Naturalmente,
en muchas especies los machos son más grandes y fuertes, lo que les permite
físicamente realizar tareas que exigen mayor esfuerzo.
Estos
resultados, si los extrapolamos a los humanos, puede revelar que las
preferencias de las mujeres por hombres más fuertes y más solventes
económicamente, tiene una raíz
instintiva, básicamente para asegurar la supervivencia de la especie.
Es
indudable que el cerebro del hombre le permitirá en el futuro alcanzar las
estrellas, pero inevitablemente siempre sufrirá la influencia de sus pies de barro.
Malena
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