La
experiencia sexual tiene tres niveles; un nivel físico o fisiológico que es el
acto sexual; que consiste en la relación
carnal entre dos cuerpos, experiencia primaria del sexo que casi nunca pasa a
otro nivel, ya que la mayoría se queda estancada en ese.
El
segundo nivel es psicológico, el nivel del corazón y de la mente, que tampoco
permite superar el nivel físico y que con el tiempo también se vuelve rutinario
y mecánico.
El
tercer nivel es el nivel espiritual, la relación entre dos almas cuando es la
dicha la que las vincula a nivel del Ser.
Cuando
el amor llega a este nivel, la mujer siente hacia el hombre el mismo amor que puede sentir
por un hijo; y el hombre siente por la mujer el mismo amor que tiene por su
madre.
A
esta experiencia sexual no se accede normalmente porque la relación de pareja se
encuentra en los primeros dos niveles y es un viaje lleno de conflictos. Este viaje sólo termina cuando llegan a
amarse con el alma.
Durante
este difícil trayecto ambos dudarán de su amor o pensarán que se han equivocado
al elegir pareja, sin embargo, la paradoja es que si cambiaran de pareja les
sucedería lo mismo.
Sólo
se puede considerar amor al sexo espiritual, porque la irresistible atracción
sexual no es más que la búsqueda de la trascendencia y no se puede trascender
sin la verdadera comprensión del sexo.
El
sexo tántrico fue el primer intento de transformar el sexo en espiritualidad,
pero también cualquier persona es capaz de experimentar en el acto sexual, un breve destello de trascendencia, si
hay verdadera entrega.
Es
en esos momentos en que se puede tomar conciencia de que somos mucho más que un
cuerpo, que somos un alma.
Este
estado de super conciencia también se siente en la meditación.
Cuando
el sexo alcanza el objetivo de la super conciencia, los hijos serán
verdaderamente deseados y no nacerán como resultado de un error de cálculo.
Del sexo espiritual nacerá el hombre nuevo, que será sano, longevo, super inteligente,
honesto, sincero y cabal, con genuina y natural religiosidad.
Hasta
ahora, sólo ha nacido esta clase de seres de vez en cuando, como los sabios, los filósofos y los grandes profetas
que han existido para guiar a la humanidad.
Malena
Fuente:
“El libro del Sexo”; Osho.
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